18 de junio de 2014

Las pezoneras las carga el diablo

Casi me atrevería a hacer una clasificación categórica.
Si ante una eventualidad como pezón plano/grieta, alguien te recomienda usar una pezonera cuanto antes...probablemente es una mala consejera/asesora de lactancia.
En cambio, si ante esos mismos problemas, intenta encontrar una solución prescindiendo de las pezoneras, te recomienda recurrir a ellas sólo después de haber intentado otras técnicas, y te anima a utilizarlas lo menos posible, bajo supervisión y además insiste en intentar quitártelas cuanto antes...¡enhorabuena! Probablemente se trate de una buena consejera/asesora de lactancia.

Hay mujeres que en cuanto notan un dolor fuerte en las tomas ya se abalanzan a la farmacia, donde siempre habrá una farmacéutica que les recomiende unas pezoneras de la marca de moda.
Incluso hay mujeres que, viéndose con pezón plano en el embarazo, se compran la pezonera como parte del ajuar del bebé antes del parto porque asumen que no van a poder dar el pecho sin ellas.
En el hospital, no pocas matronas en cuantito ven un pezón un poco liso, dificultad en el agarre o dolor referido como "peor de lo normal", ya recomiendan las pezoneras, y la puérpera sale del hospital con la pezonera en el pecho (y el niño, seguramente con biberones de refuerzo).

Resultado: en muchos casos, dependencia excesiva de las pezoneras  (a veces incluso durante toda la lactancia), lactancias fracasadas porque con las pezoneras el bebé no estimula el pecho como debiera (así que peligra la lactancia natural exclusiva), insatisfacción de la madre, etc.

Las pezoneras no dejan de ser un artilugio, y como todo artilugio, diluyen una de las ventajas de la lactancia natural, que es la falta de aparataje necesario, la inmediatez, la gratuidad, el "no necesitar nada para", el "no tener que colocarse nada para", el "aquí te pillo aquí te mato..." Vamos, ya me entendeis.

Como ya he escrito en mi perfil, yo tenía pezones planos (uno casi invertido), y también experimenté heridas en un pecho, pero lo solucioné sin pezoneras. ¿El secreto? Excelente colaboración de los matrones en el hospital (era IHAN) y paciencia antes de precipitarse a comprar las pezoneras.

PEZONERAS PARA GRIETAS


Basta una sola sesión de mal agarre para que el bebé pueda dañar el pezón y se forme una herida o grieta. Según la ley de Murphy de la lactancia, siempre que una matrona nos vea dar el pecho, la toma será buena y nos dirá que el niño está bien colocado. De ahí que haya tanta gente diciendo "yo es que dejé la lactancia porque tenía grietas, pero no era un problema de posición, porque me dijeron que el niño se colocaba bien". A lo mejor era cierto cuando te vio la matrona, pero si hay grieta, la primera sospecha es de mala posición (y si esa no es la causa, lo siguiente más probable es que el bebé tenga frenillo sublingual corto).

Antes de sacar el monedero y comprar una pezonera, el primer paso es intentar reconducir la situación, antes de que vaya a más, recolocando al bebé. La barbilla del bebé tiene que quedar posicionada hacia la zona del pecho que no duele, porque allí es donde se ejercerá la presión. Si la zona que duele queda cerca de las comisuras de la boquita durante la toma, por ejemplo, hará menos daño. Hay multitud de posiciones para amamantar que se pueden explorar y que nos permitirán que el bebé coloque su boca en la parte que menos daño nos haga.

También hay que perder el miedo a dar de mamar de un solo pecho durante un periodo de tiempo si se desea dar descanso al otro pecho (porque duele menos o ese no tiene heridas): luego la producción se puede reconducir normalizando la demanda con los dos pechos, una vez superado el bache.
Sé por experiencia lo que es mirar el reloj con angustia y apretar los dientes viendo que se acerca la temida hora de la toma. Sé lo que es apartarle el pecho a un hijo que se abalanza como una barracuda temiendo el dolor, así que no estoy banalizando el dolor de las las grietas.
Un caso leve advertido a tiempo normalmente se soluciona en cuestión de días esmerándose muy mucho con la posición del bebé, dando cierto descanso al pezón, dejando que el pezón se seque con la propia leche (la mejor crema hidratante y cicatrizante que existe para el pezón), no martirizándolo más con protectores de ropa que lo aplasten y dejando que cicatrice por sí solo al aire siempre que se pueda (el método ALAS: aire, leche, agua y sol).

Un caso que sangre (literal) o que no mejore en una semana o dos tiene que ser visto por un profesional de la lactancia, que valorará si es hora de poner pezoneras o si realmente es un problema de frenillo o el dolor viene de otro lado.

Normalmente la pezonera se usa para aliviar un tanto el dolor de la madre mientra el pecho se cura, y su uso debería durar solamente lo imprescindible.
El dolor de las grietas añade un estrés muy alto a la madre lactante, que estará tentada de renunciar (con riesgo de arrepentirse después), así que el uso de pezoneras se puede valorar si el dolor es muy intento en una madre tentada de claudicar pero que quiere seguir intentándolo un poco.
En resumidas cuentas: primero intentar solucionarlo sin pezoneras, y sólo por prescripción de un profesional de la lactancia, empezar a usarlas, y con supervisión.

PEZONERAS PARA PEZÓN PLANO

En el caso del pezón plano, hay que intentar que haya agarre sin pezonera, porque basta unos pocos días de succión para que el pezón sobresalga lo suficiente, y desaparezca el pezón plano (lo que dure la lactancia!). El bebé no mama del pezón como si fuera una manguera, mama del pecho en sí, aunque no lo parezca de recién nacido, con esa boquita tan pequeñita. Así que en teoría el pezón sirve de poco más que para focalizar los chorros un poco (y que la teta no parezca una alcachofa de ducha) y ponérselo un poco más fácil al bebé entre tanta turgencia (es difícil amorrarse a un globo!)

Aunque el bebé sea muy despierto y activo, conseguir un agarre al pezón plano puede requerir varias intentonas así que hay que contar con que los inicios requerirán de paciencia.

Conmigo utilizaron la técnica que denominaremos como "del pellizquito", y que no es ni más ni menos que lo que se ha hecho toda la vida de dirigir manualmente el pezón hacia la boca del niño para que abra bien la boca de forma instintiva y agarre bien el pecho, moviéndole la cabeza si hace falta para asegurarse no solo de que la montaña va a Mahoma si no de que Mahoma se acerca a la montaña.

Estúpido, ¿verdad? No lo es tanto si nos damos cuenta de que es lo contrario a lo que se propone para el agarre natural: piel con piel para que el bebé se mueva solo por instinto, y no pinzar el pecho.

Parece muy tonto pero tiene su intríngulis y al principio requiere la ayuda de más manos. Se trata de pellizcarse el pecho con encima del pezón (no cogerse todo el pecho con la mano: sólo pellizcarse la piel por encima del pezón, en el borde de la areola) de manera que la zona donde está el pezón se estreche y no parezca una auténtica pelota. Es mejor intentarlo antes de la subida de la leche, cuando la turgencia es máxima y es realmente dificil el agarre. Se dirige entonces el pezón para acariciar el labio superior del niño (o la naricita, o la barbillita, o los labios juntos, lo que le estimule más) de forma que abra mucho la boca y se aprovecha ese momento para meterle el pecho en la boca, con el pezón hacia el paladar, intentando que cuando cierre la boca agarre bien la areola. Si el niño no colabora y no mueve la cabeza por sí solo, contaremos con la ayuda de otra persona que mueva la cabeza del bebé para ayudar al acoplamiento en el momento idóneo.

Es una danza que requiere de varios intentos y es importante que una matrona con formación en lactancia nos apoye y ayude porque es muy fácil caer en el desánimo en esos duros momentos.
También es importante intentarlo antes de que el niño rabie de hambre y esté nervioso.
Nuevamente probaremos varias posturas e intentaremos acomodarnos con cojines para ver en qué postura el niño agarra mejor y podemos maniobrar con el pellizco y el niño sin que nadie acabe rodando.

Si yo he conseguido que unos mellizos prematuros poco colaboradores se engancharan a sendos pezones planos gracias a dos matrones que me pellizcabn cada uno una teta (o sujetaban la cabeza de los niños...en todo caso aquello era pa´verlo) creo que cualquiera puede intentarlo y al final, poder librarse del artilugio de las pezoneras.

SI YA LAS USAS Y NO HAY MANERA DE CONSEGUIR TOMAS BUENAS SIN ELLAS
Es lo malo de las pezoneras: suelen requerir asesoramiento experto y paciencia extra para quitarlas y que la lactancia prosiga sin ellas. Quitar las pezoneras puede ser difícil sin llantos del bebé o dudas de la madre, así que mejor contar con la supervisión y apoyo de un experto que nos facilite el éxito.

¿Alguna otra experiencia feliz de pezones planos/ grietas solucionadas sin pezoneras?

10 de junio de 2014

¿Estás preparada (psicológicamente) para la lactancia?


No me gustan ni las mujeres que meten miedo a las demás pintando la lactancia natural como algo muy negativo (que si duele un montón, que si se te quedan las tetas flácidas, que si te pasas todo el día con la teta fuera...) ni las lactantes de cuento de hadas que lo describen todo de forma idealizada, para las que la lactancia es todo placer, gustirrinín y conexión hipermística entre madre e hijo, y que están convencidas de que su bebé, gracias a que ha recibidio leche materna, será mucho más inteligente, espabilado y hasta guapo que los que han recibido biberón, que han sido poco menos que envenenados.
Tampoco me gustan las mujeres que empiezan a dar el pecho "porque les han dicho que es lo mejor y quieren saber cómo es la experiencia" y al menor dolor y contratiempo, se pasan corriendo al biberón, eso sí, "admirando mucho a las que dan leche materna". O las que dan el pecho salvo cuando quieren que el bebé duerma 3 horas en vez de dos y así tienen más tiempo de charlar tranquilos con las visitas, y meten biberones de refuerzo para atiborrar al niño y dejarle planchado.
Y tampoco me gustan las mujeres que abandonaron a disgusto la lactancia porque tuvieron problemas y mal asesoramiento, y al final la falta de apoyo precipitó el destete involuntario, y se quejan amargamente de la presión a las que se ven sometidas mujeres como ellas por parte de las "talibanas de la teta".

La lactancia es un proceso que no da muchos quebraderos de cabeza si te la tomas con la actitud adecuada, pero requiere mucha convicción, información y constancia si las cosas se tuercen. Antes de emprender la aventura de la lactancia las mujeres deberían plantearse si realmente están preparadas para lo que la lactancia supone.

Realmente una mujer está preparada para dar el pecho si está dispuesta a afrontar los siguientes retos:

1. Si caes en malas manos, estás sola y perdida
Lamentablemente, los conocimientos desactualizados de los profesionales de la salud y las malas prácticas en atención a neonatos hacen que muchas madres salgan del hospital con problemas de lactancia: lactancia mixta que dificilmente se volverá materna exclusiva, niños que ya han aprendido a usar el biberón y ahora rechazan el pecho, madres con la autoestima baja que se han creído la cantinela esa de que no tienen suficiente leche, y lo peor de lo peor: madres/suegras reafirmadas en su idea de que eso de la lactancia es una tómbola y que a la mayoría de la gente le toca "mala leche/poca leche/el niño no engorda"-"ya te lo decía yo, con biberón se crían mejor y tan ricamente". Por mucho que haya carteles en los muros fomentando la lactancia materna y en los cursos de preparación al parto se diga blablablabla,  la realidad es que una madre primeriza que quiera dar el pecho tiene la sensación de que está sola y perdida y tiene que buscar ayuda, no siempre fácil de encontrar. Pero no hay que asustarse: cada vez son más las madres lactantes experimentadas, los profesionales especializados en lactancia y los talleres de apoyo a la lactancia, así que quien no busca ayuda es porque no quiere.

2. Los inicios pueden ser duros
Y sí, puede haber dolor. A la mayoría de la gente le va fenomenal, pero en el primer mes son frecuentes los pequeños problemas: el niño no se acaba de agarrar bien, llora más de loque nos gustaría al pecho, se duerme y hace pocas tomas, no acaba de coger peso, el pezón está hipersensible y acaba maltrecho, te tienes que hiperestimular con el sacaleches...El primer mes es de rodaje y no todo el mundo entiende eso, y muchos se lanzan al biberón a la primera contrariedad.¿Estás preparada para tener paciencia, no asustarse y buscar asesoramiento para evitar o solucionar problemas? Antes de que te des cuenta ya habrás cogido el ritmo y todo fluirá con menos quebraderos de cabeza.

3. La lactancia atraviesa muchas fases
Si no la enfocamos de forma correcta, la lactancia puede ser  desconcertante. A las dos semanas de nacer, cuando ya empiezas a cogerle el tranquillo, ZASCA. Pico de crecimiento, aumenta la demanda. Al mes, otro tanto. A los dos o tres meses, cuando ya parece que la cosa fluye, HORROR. El niño berreando sin motivo, qué narices pasa. Pasado el cuarto-sexto mes, cuando todo vuelve a su cauce, PATAPLON, qué narices pasa que el niño se despierta tanto por la noche. Cuando volvemos la trabajo, o pasado el octavo mes, el niño que no se suelta ni a sol ni a sombra.Y qué decir de la fase...¡¡ÑACA!! ¡¡MORDISCO!! Realmente en la lactancia no te aburres...cuando crees que todo es una balsa de aceite y todos los problemas se han  solucionado, surge una fase nueva. Todas ellas son transitorias y tienen un fundamento biológico. Hay que tener paciencia para llegar a ese punto en el que la lactancia es una balsa de aceite y los momentos que se disfrutan son mayores en frecuencia y duración que los momentos en los que mandarías todo a rodar.

4. Te van a criticar
La lactancia sigue estando mal vista. No ya el hecho de dar el pecho en público, incluso aunque intentes taparte. Es que seguramente tendrás que dar explicaciones a alguien, en algún momento, en algún lugar, sobre por qué das el pecho más alla de los seis meses, o cuando has empezado a trabajar. Dar el pecho a niños mayores de un año sigue siendo un poco tabú. Y confesar que tus hijos mayores de dos años siguen pidiendo teta, es algo reservado para valientes. Sobre todo si son varones y hay gente que enseguida piensa en traumas edípicos. Cada vez somos más las mujeres que optamos por la lactancia prolongada, y las autoridades sanitarias nos dan la razón, pero hay que tener a mano el argumentario para responder a los criticones y a veces, respirar hondo ante comentarios impertinentes y groseros.

5. Ciertos aspectos vitales giran en torno a la teta
Dar el pecho significa revisar actos como el consumo de alcohol o medicamentos. Incluso hay que mirar el lado práctico de la ropa que nos ponemos. Ciertos aspectos de la crianza, como decidir cuándo se va el niño a dormir a otra habitación, quedan supeditados a su actitud ante la teta (si se despierta mucho por la
noche el momento de la independencia nocturna puede prolongarse más de lo planificado). Sacarse leche en el trabajo es una servidumbre como otra cualquiera, y llega un momento que estás hasta las narices. Tarde
o temprano, alguien querrá dar leche artificial a tu hijo e intentar vigilarlo puede suponer algún cabreo.  Si nuestra pareja no nos apoya puede haber tensiones maritales.También pueden aparecer sentimientos negativos, como sentirse una porn-star, una cerda alimentando gorrinillos o simplemente, un adefesio.
La vida durante la lactancia es todo lo complicada que una lo desee hacer, pero no faltará quien te haga creer que lactancia es esclavitud, una jugarreta machista de la naturaleza para tenernos atadas a los crios, una destrucción de nuestra belleza, un soberano aburrimiento, un agobio muy gordo. Habrá quien encima intente hacernos creer que gastarse la pasta en biberones, tetinas, artilugios y leches artificiales y tener que preparar biberones, esterilizarlos, limpiarlos, levantarse a calentarlos de noche, llevar neveritas aquí y allá, es el súmmum de la comodidad.

6. A demanda dia y noche
Si quieres tener hijos pero en realidad lo que quieres es un hijo-Tamagotchi, que duerma 4 horas entre tomas y no se despierte por la noche, está claro que la lactancia natural te va a parecer muy pesada.

Lo dicho: pusilánimes, cobardicas, reprimidas, inconstantes, almas de cántaro o simplemente poco motivadas, abstenerse.

La teta es para quien se la trabaja.

5 de junio de 2014

Enemigos sutiles de la lactancia materna (II): Exceso de pudor (incluso en salas de lactancia!!!)

Voy a aprovechar una experiencia personal para sacar a colación un tema polémico.

En el centro comercial que yo frecuento hay tres salas de lactancia, y cada una tiene unas particularidades.

La que solemos utilizar está en un extremo del parque comercial, lejos de la zona de tiendas y en un extremo de la zona de restaurantes, y pueden entrar padres y madres. Tiene cambiador y mamparas con cortinillas para dar el pecho (o el biberón!!!) en la intimidad, pero es incómoda porque al estar en un extremo del centro comercial, tienes que dar "largos" paseos para ir y volver de la zona de tiendas a la sala de lactancia. Al final parecemos lanzaderas, centro comercial pa'rriba, centro comercial pa'bajo.
 
En un punto intermedio del centro comercial, entre la zona de restauración y la zona de tiendas, en una situación estratégica y privilegiada, están las otras dos salas.

En realidad una es una "sala de familia" en la que se puede entrar también a dar el pecho. Hay juguetes para niños mayores, y taburetes y sillones para las madres con bebés. No hay mamparas ni cortinas para garantizar la intimidad, está siempre abarrotada y el griterío de los chiquillos es infernal. Asusta un poco nada más entrar.

La otra sala se publicita como "sala de lactancia materna", y no "sala de lactancia" a secas, y la anécdota consiste en que un día descubrimos qué significa esa diferencia.

Un día a mi pareja y a mí nos dio pereza cruzarnos medio centro comercial para ir a la sala de lactancia habitual y decidimos probar suerte en las otras dos. Como la sala de familia parecía un circo y no había sitio, entramos en la sala de lactancia materna, que estaba vacía. Era idéntica a la sala de lactancia a secas, pero nada más poner el pie el vigilante de seguridad nos avisa a través del interfono que está prohibida la presencia de hombres, que la sala era solo para madres. "Pero es que nosotros tenemos mellizos, y es necesario que el padre esté ayudando para no armar jaleo". Da igual. "Pero es que la sala está vacía". Da igual. "Pero es que aunque entre alguien no importa, porque hay mamparas y cortinillas para garatizar la intimidad". Da igual. No hicieron una excepción con nosotros, y nos tuvimos que ir a la sala de lactancia del otro extremo del centro comercial, donde pueden entrar hombres.

Nos chocó tanto que pusimos una reclamación, en la que nos quejamos de lo absurdo de no dejar entrar a los padres en una sala de lactancia con cortinillas para garantizar la intimidad de las mujeres que no quieren que ningún ser sobre la tierra las vea dar el pecho, no vaya a ser que las reconozcan por los zapatos perpetrando tan grotesca acción. Nos contestaron muy educadamente que la sala sólo para mujeres existía porque había demanda de usuarias. Así que por lo visto existen mujeres con necesidades extra de intimidad en mayor proporción que parejas que van juntas a dar el pecho y parejas con mellizos (que son 1 de cada 80).Y para ellas se ofrece la sala de lactancia mejor situada del centro comercial.


No me cabe duda de que los centros comerciales quieren satisfacer a las clientas y dan respuesta a las necesidades familiares, creando salas de lactancia para todos los gustos.
Puedo entender el pudor y puedo entender que una madre quiera intimidad absoluta a la hora de dar de mamar, pero eso es lo que explica la existencia de mamparas y cortinas en las salas de lactancia. ¿O acaso también da pudor que se vean los pies de la madre por debajo de la cortinilla?

No veo positivo para la promoción de la lactancia que los padres tengan que ser excluidos de ninguna sala de lactancia, cuando hay otros mecanismos para preservar la intimidad de las mujeres.  No deja de ser sexista, en este caso contra los varones. 
Incorporar a los hombres a la normalidad de las funciones reproductoras de las mujeres beneficia tanto a hombres, como a los bebés, como a las propias mujeres. Los hombres han estado secularmente apartados de los partos, por considerarse antes "sólo cosa de mujeres", y se acercaban a la cama del parto cuando la mujer ya estaba con las piernas cerradas y bien tapadita de cintura para abajo. Sin embargo, la entrada del padre al paritorio beneficia psicológicamente al padre y a la madre y contribuye a que los padres se impliquen desde inicio en el cuidado de los bebés, repartiendo la corresponsabilidad de la crianza de forma más equitativa.
Pues ídem con la lactancia. Aunque fisiológicamente sea la mujer la que pone la maquinaria, el varón también se implica en el proceso, dando su apoyo. Marginar por pudor a los varones de la lactancia no beneficia ni a los varones, ni a las mujeres, y si no beneficia a los padres tampoco beneficia a los niños. Hay mujeres que se "esconden" en su propia casa cuando tienen que dar de mamar delante de varones de su propia familia. Esto es incómodo y poco práctico y a todas luces puede ser visto como un contra de la lactancia, porque a nadie le da pudor dar un biberón delante de nadie, así que a más de una madre le puede parecer que la lactancia artificial perjudica menos su vida social y le da menos quebraderos de cabeza para desenvolverse en público.


Por algún extraño motivo la gente piensa que dar el pecho es ponerse en plan FEMEM, cosa incompatible con la discreción, el buen gusto y el respeto hacia los sentimientos pudorosos de los demás:




Existe también otro fenómeno que es la confusión acerca del motivo de la existencia de las salas de lactancia. A más deuno le puede parecer que si existen es para que las madres las usen de forma obligatoria, y que dar el pecho fuera de ellas sólo se comprende cuando estas salas no existen. Por eso se dan casos de comercios que invitan a clientas a salirse de su local e irse a la dichosa sala habilitada, con lo que se suele montar un importante revuelo de madres indignadas que hacen tetadas de protestas y la cosa llega a los medios de comunicación.

 Las salas de lactancia están para garantizar la intimidad cuando se desea (imaginad a alguien en mi caso, que si quiero dar el pecho simultáneamente a mellizos tengo que ponerme directamente en top less, y me tengo que sentar por fuerza).
Es cierto que lo más cómodo es sentarse en el blando butacón de una sala de lactancia en vez de hacer acrobacias en el pasillo de una tienda abarrotada, pero quien no entienda que hay veces en que es más práctico dar de mamar mientras se va de compras es que no entiende algunos conceptos básicos de la lactancia, como que la lactancia es a demanda y que hay niños que cuando quieren teta, quieren su teta de inmediato o montan un pollo importante, molestando mucho más a los demás clientes. Y también que si hay que cruzarse medio centro comercial para meterse en una sala de lactancia, el proceso se vuelve mucho mas incómodo y hay madres que prefieren ir a lo fácil y no interrumpir su compra.

Un último argumento de los contrarios a dar de mamar en público es que es obsceno, igual que es obsceno sacarse el pene en público para mear o enseñar el culo en cualquier parte para cagar, siendo todos ellos procesos muy naturales y necesarios. Honestamente, no me parece comparable ni en términos de higiene, ni impacto visual sobre los demás, con dar de mamar. Esto repito que en un contexto playero se entiende pero al parecer, eso de sorber pezones y no por diversión se sigue viendo pornogrráfico por fuerza.
Las mujeres pueden hacer topless en la playa y los diseñadores de moda insiten en que es cool llevar shorts que enseñen media cacha y el piercing del ombligo, pero a las mujeres en general parece que les sigue dando mucha vergüenza (y a los hombres, vergüenza ajena) enseñar un fugaz pezón antes de poner a mamar al niño.

La sexualidad imperante sigue siendo profundamente falocéntrica, y son las mujeres las que tienen que amoldarse a la idea de sexualidad masculina y no a la inversa. Por ello, el pecho femenino sigue siendo  eminentemente un reclamo sexual que despierta ideas libidinosas. Las mujeres "bien educadas" tienen que esconderlas con modestia de la visión varonil, cuando lo que tenía que comprender la sociedad es que la función principal de las mamas es dar de mamar (y que si a los hombres heterosexuales les parecen estupendas, es un efecto colateral) y que funciona mejor lo de dar de mamar cuando la mujer no tiene que esconderse, ni renunciar a su vida social, ni separarse de su grupo, ni sentirse avergonzada o apurada, ni complicarse la vida, porque eso es un factor en contra de que las mujeres quieran seguir dando el pecho largo tiempo, que es lo recomendable en términos de salud infantil.


Un eje primordial de la promocion de la lactancia materna (que es una cuestión de interés sanitario tan importante como combatir el sedentarismo o inculcar buenos hábitos alimentarios) es facilitar la vida a la madre lactante, y no complicársela. Eso significa promover cosas como que las mujeres no se vean culpabilizadas por dar el pecho cuando y donde toque, ni tengan que esconderse, ni comprometer su vida social, ni tener que resolver dilemas morales, ni sentirse culpables cuando dan de comer a su bebé  porque tienen que priorizar los sentimientos de los varones del entorno.
Las mujeres tienen la responsabilidad de exigir su derecho a existir y a ejercer como madres sin sentir presiones ni vergüenza y a relativizar el exceso de pudor, que desaparece en cuanto compruebas que se puede dar el pecho en público sin enseñar nada y con discreción y que la lactancia tampoco consiste en desnudarse.

Estamos en el siglo XXI

22 de mayo de 2014

¿Merece la pena escribir un "diario de tomas"?

Una de las recomendaciones típicas que se les suele dar a las madres múltiples para organizar las tomas de leche es escribir un "cuaderno o diario de tomas". Como su propio nombre indica, es un cuaderno donde anotar las tomas de leche que hace cada mellizo y otra serie de datos para evitar que la mala memoria nos juegue una mala pasada y luego no sepamos qué mellizo ha comido a qué hora, ni si la toma fue buena, ni si hizo caca después, ni si tardó más de lo normal, ni si la toma fue dolorosa... y otra serie de cuestiones prácticas que pueden resultar de interés en la consulta del pediatra o de la matrona (o simplemente para controlar mejor la logística familiar).

Aunque es más importante para las madres múltiples, sobretodo para las "supermúltiples" (trillizos o más, que quieran intentar la "ruleta de niños" y establecer turnos de pecho y biberón), también lo pueden usar las madres únicas si es que temen o empiezan a tener tomas problemáticas.

El cuaderno de tomas debe ser una libretita práctica en la que apuntaremos, por ejemplo en una esquemática tabla con varias columnas, datos como: fecha, hora de la toma, pecho del que ha mamado, el bebé que ha mamado (si procede), duración de la toma hasta que el bebé se desengancha, y espacio para comentarios (¿la toma la consideramos buena? ¿El niño se ha desenganchado solo y se ha quedado satisfecho?¿Ha llorado tras engancharse?¿La toma nos ha dolido?¿Ha necesitado después un suplemento de leche, y si es así, cuantos mililitros ha tomado? ¿Ha hecho caca o pipí muy abundante cuando le hemos cambiado?

El cuaderno de tomas es interesante porque refleja fielmente el progreso de la lactancia, sobre todo en lo que a disminución en la duración de las tomas se refiere, y cambios en el patrón de deposiciones (por ejemplo, la fase de "falso estrenimiento de la lactancia"). Es dificil acordarse de todos estos datos de forma fidedigna, sobretodo con gemelos. De este modo podemos detectar también  picos de crecimiento (con aumentos en el número de tomas diarias) y crisis de lactancias (lloros repentinos al poco de empezar la toma) o comportamientos anómalos (vómitos, regurgitaciones, más gases de lo normal...)

Además, si fuera necesario ponerse en contacto con una asesora de lactancia, nos preguntará datos que podremos tener apuntados. ¿Cuándo fue la última toma buena que hizo? ¿Qué suplementos ha tomado? ¿Cuándo empezaron los dolores de pecho? ¿Ha llorado al pecho?¿Hay alguna toma que hayas sospechado que el niño estaba mal colocado? ¿Cuántas tomas diarias hace ahora? ¿Cuántas tomas hacía el mes anterior? ¿Cuál es la separación y duración de las tomas?

El objetivo del cuaderno es servir de apoyo a la memoria, no controlar la duración de las tomas para intentar conseguir los famosos "diez minutos de cada pecho cada tres horas". Lo que importa no es comprobar si nuestro bebé se ajusta al reloj a la perfección, porque la lactancia funciona a demanda, sin controles horarios.

Ni qué decir tiene que en el cuaderno también podemos fechar la introducción de los diferentes alimentos cuando el niño empiece con alimentación complementaria (puede ser de interés médico saber con precisión en qué fecha se le introdujeron al bebé los lácteos, el huevo, el gluten, el pescado, o ciertas frutas), la detección de los primeros dientes, la medición de la fiebre, las dosis de vacunas (por si cambia el comportamiento del niño y eso afecta a la lactancia), si ha tenido mala noche o no, los controles de altura y peso, etc.

Prescindible pero recomendable

La compañía del cuaderno de tomas es importante al menos durante los primeros tres meses, que es cuando más cambios en los patrones de lactancia hay, asi que ocupará un hueco especial si montamos una lactation workstation.
Las primeras semanas dando el pecho a mellizos pueden ser un follón, cuando todavía no nos atrevemos a simultanear del todo a los mellizos, o uno duerme de más y se salta una toma con respecto al otro, o no tienen un pecho fijo asignado y van rotando y a lo mejor no maman igual de bien de uno que de otro, o uno se desengancha antes porque mama mejor y no se queda dormido con el pezón en la boca, o necesitamos suplementar. Asi que mejor registrar todo el asunto.

Progresivamente, cuando veamos que el tema ya está todo controlado, podremos decidir suspender el registro (¡las tomas nocturnas son un coñazo), porque para algo la lactancia es a demanda y si nunca hay nada reseñable, tiene poca gracia plasmar una rutina.

Las tomas nocturnas podemos garabatearlas en sucio y después pasarlas a limpio para evitar encender la luz y despejarnos en exceso. Pero no conviene confiar en nuestra memoria por la noche porque es muy frecuente, sobre todo si se practica colecho, que no nos acordemos exactamente cuántas tomas ha hecho el  niño y a qué hora y por cuanto tiempo, aunque intenemos repetirnoslas entre sueños.

La verdad es que después de librarme del cojín de lactancia de lo que más me alegré fue de suspender la escritura del libro de tomas, sobretodo por la noche, pero me alegro de haber plasmado la historia de mi lactancia. Sirve para tener una retrospectiva y sorprenderse de la diferencia que puede haber entre los inicios y las tomas cuando la lactancia está establecida. Ahora aprovecho las páginas libres para seguir llevando un mínimo control de pesos y fiebres (porque los pediatras siempre preguntan qué dias NO ha tenido fiebre para distinguir unos catarros de otros o de un proceso catarral continuo, y sólo me acuerdo de los días que SÍ ha tenido fiebre). Además, siempre lo querré guardar como recuerdo.

¿Alguien más ha llevado o lleva un cuaderno de tomas?

17 de mayo de 2014

Luces y sombras del Baby Led Weaning

En una entrada anterior hablé sobre los famosos 6 meses de lactancia materna exclusiva que toda madre lactante "debe" cumplir a rajatabla para poder entrar en el cielo de las lactantes, y sobre cuál era el mejor momento de empezar con la alimentación complementaria del bebé.

Era un paso previo para dar mi opinión sobre un método de moda de introducir los sólidos en la alimentación del bebé que se ha dado en llamar Baby Led Weaning (BLW), o "destete dirigido por el bebé".

El método de marras se explica en un librejo lamentablemente escrito por Gill Rapley y Tracey Murkett (comadrona y periodista, respectivamente), no demasiado bien documentado, basado fundamentalmente en el "amimefuncionismo" (y el sentido común) que se ha traducido al español como "El niño ya come solo".
Hay surtida información sobre el método en la página en español www.babyledweaning.es así que no merece la pena gastarse el dinero en él.

El BLW se sustenta en que hay que olvidarse de los purés y papillas, salvo los purés que ese día toque comer a la familia. Vamos, que no es necesario hacer comida especial para los niños y que desde los 6 meses tienen que comer lo mismo que coma la familia, como mucho adaptando la textura de los alimentos a las capacidades del bebé (cortando la verdura en tiras blandas, machacando las patatas...). Al niño se le van ofreciendo toda clase de alimentos y él los chupetea, dipea y mosdisquea con las encías o con los dientes que vaya teniendo. El 90% de esos alimentos acaba fuera de la boca del niño, por supuesto, pero se supone que con LM y el 10% de comida que por casualidad acabe en su estómago, el niño irá creciendo saludable.
Los progenitores por su parte deben resistir la tentación de evitar tanto desperdicio y suciedad en aras de la estimulación y el aprendizaje de la criatura. Con el tiempo, el niño aprenderá a comer más cantidad, más variedad y si se cumplen las predicciones del libro, en breve tiempo le tendremos pidiendo doble ración de acelgas.
El libro incluye abundantes fotos demostrando cómo niños de incluso 6 meses se meten solos trozos de comida sólida en la boca, que es una cosa que se sabe desde antiguo gracias al famoso "chusco de pan", pero esas fotos no demuestran que haya niños que pasen un hambre atroz si solo se sustentan con mordisquitos y chupitos de leche.
Esto no es un BLW: esto es darles un chusco-pan de toda la vida
Yo también tengo muchas fotos de esas y no se me ocurre vender la idea de que mis hijos se sustentan sólo a base de trozos de comida sólida, porque a parte de la comida sólida que les doy requieren papillas de refuerzo...o se quedan con un hambre que me montan la mundial.

San Carlos González también incluye en sus evangelios proclamas anti-papillas, o mejor dicho, anti-forzar al niño a comer papillas cuando no quiere o no le gustan. También hay otros libros en una línea parecida publicados en España, aunque más centrados en enseñar a que no hay que forzar a los niños a comer cuando muestran poco apetito o hacen bola.



El BLW parece fantástico visto desde fuera y es comprensible que una madre inexperta se entusiasme fantaseando con hacer BLW y así evitar preparar papillas y comprar potitos como hacen todas esas madres engañadas por las maliciosas multinacionales. Pero en realidad es un método al que le veo importantes defectos, que voy a detallar.

¿Realmente es suficiente?

En la obra de Rapley y Murkett echo de menos referencias a informes científicos que demuestren que si se cumple su método a rajatabla (nada de purés salvo el día que toque desde los 6 meses) los niños crecen al mismo ritmo e idéntica salud (niveles de hierro en sangre incluidos) que los que utilizan el método tradicional de puré o papilla  principalmente + trozos de lo que surja (pan, frutas, etc). Ya expuse anteriormente que uno de mis hijos tuvo anemia, y eso que ya comía pollo y ternera (en puré). Tuve que suplementar aún más su alimentación. No quiero ni pensar cómo hubiera estado a base de zanahoria hervida y ramilletes de coliflor, porque la ternera la hubieran mordisqueado muy poco.


¿Qué pasa cuando ya no se puede seguir dando el pecho a demanda como base de la alimentación del bebé?

Si pasados 6 meses la madre no puede o no quiere dar el pecho a demanda como hasta entonces (porque trabaja fuera de casa y no puede o su producción ha bajado mucho, o ya se está planteando el destete), la alimentación complementaria pasa a adquirir más peso en la alimentación del niño de lo deseable (en vez de ser realmente complementaria pasa a ser equivalente en importancia a la leche), y si sólo dejamos que el niño coma "lo que explore" realmente va a ser insuficiente si no cuenta con buenas tomas de pecho detrás.

Las madres que practican el BLW reconocen que su hijo come "de todo, pero poquito". Realmente no importa que sea poquito, siempre y cuando el niño gane peso, esté bien de salud (o lo parezca) y su alimentación siga basándose fundamentalmente en muchas tomas de pecho.
Pero como digo cuando esas tomas frecuentes no son posibles, ese "poquito" comer realmente resulta escaso. Más que nada porque basta comparar la cantidad de puré espesito y contundente que tomaría el niño con la cantidad de comida que mordisquearía si se la damos sin triturar.

OJO

En todo momento estoy hablando de la cantidad de puré que come un niño voluntariamente y sin forzar, es decir, abriendo la boca activamente y con ganas. Jamás hay que forzar para dar de comer a un niño que gira la cabeza, escupe, llora, se niega o muestra rechazo, porque ya ha demostrado que está saciado o que le repugna lo que le estamos dando (a veces porque está muy caliente o en mal estado y nosotros no nos hemos dado cuenta!!!).
Aunque un porcentaje alto del puré en realidad es líquido, la cantidad de alimento sólido que consumiría el niño sigue siendo proporcionalmente mayor que los mordisquitos que dé el niño a esto o aquello.

Una madre que haya visto comer una cantidad sustancial de puré a su hijo no se volverá a quedar conforme con que el niño se haya quedado saciado mordisqueando esto o aquello hasta que se cansa y empieza a tirarlo todo al suelo, porque claramente estaría comiendo mucho menos alimento. Y si no puede comer pecho tenerle a base de leche de fórmula pudiendo comer filete de ternera con verduras y fruta (triturados) es algo ridículo, respetando las raciones de lácteos adecuadas.

Guarderías saboteadoras

De poco sirve que la madre dedique tiempo en preparar alimentos sólidos variados para que su hijo explore a placer (que si brócoli hervido por aquí, que si patata asada por allá, cortada en tiritas, que si rodajas de calabacín por acullá...) y después más tiempo aún en limpiar el niño, el suelo, la trona y todo el estropicio, si después cuando lleva el niño a la guardería le dan purés bien triturados. Ya se sabe: tal día, puré de pollo con verduras. Tal otro, puré de ternera con verduras. Y de postre, yogur. De merienda, papilla de frutas.
En las guarderías tienen que optimizar el tiempo que dedican a dar de comer a tanto niño, y desde luego no tienen tiempo ni de limpiar mucho estropicio, ni de vigilar que los niños no se atraganten y coman lo suficiente. Así que van a lo fácil.
Cuando los niños se acostumbran a los purés muy triturados es difícil que en casa muestren tolerancia a los tropezones.
Por eso es importante que el niño vaya a una guardería en la que coman de forma adecuada a su edad y en la que vayan cambiando la textura de los purés (no tan triturados, y más variados) y cuando proceda (normalmente después del año) empiecen a aumentar la proporción de comida realmente sólida.
Lo que hace la madre en casa y lo que hace la guardería debe ir a la par.

No todos los niños parecen cocodrilos a los seis meses

Un niño desdentado puede empezar a comer alimentos sólidos lo suficientemente blandos, porque las encias trocean la comida: pan, pera conferencia, caqui, mango, fresas, aguacate, galletas, verdura hervida, patatas, salchicas, hamburguesas, pescado...
Pero evidentemente hasta que el niño no tiene un número de dientes aceptable, incluso muelas, no se siente realmente cómodo mordisqueando cosas duras. Y hay niños que tardan bastante en tener un buen número de dientes.Los niños retrasados dentales pueden tener problemas a la hora de aceptar alimentos como la carne, que es muy trabajosa de masticar.

Los padres somos seres humanos

Lo que queda implícito en el libro del método BLW es que un progenitor promedio tiene que madrugar, trabajar 8 horas diarias, tragarse una hora de atasco de ida y otra de vuelta para ir a currar, llegar a casa, limpiar la casa y encargarse de asuntos domésticos el poco rato que el niño no esté dando la brasa, y que cuando llegue la hora de comer tiene que tener tiempo, disposición, ganas y sentido del humor para preparar una comida adecuada para los pequeños de la familia, amén de sana,  vigilarles todo el tiempo que tarden en explorar su comida y limpiar todo lo que ensucien, y no enfadarse ni perder la paciencia cuando la gran mayoría de lo que han preparado con esmero acabe en el suelo, las paredes o el techo.

Esto es lo que menos malo que puede pasar cuando un bebe de 7 meses "come" aguacate

Todo bajo la sombra de la amenaza de que si no lo haces como ellos dicen y sigues las indicaciones de su libro, tendrás que estar persiguiendo con la cuchara al niño hasta que haga la comunión, les costará mucho comer sólidos después y no aceptarán ni frutas y ni verduras.

A lo mejor las autoras no se han dado cuenta de que hay madres y padres que trabajan fuera de casa y que llegamos REBENTADOS al hogar, y que aceptamos con gusto ir "a lo fácil" (purés que el niño zampa sin rechistar) los dias especialmente malos. Ya bastante trabajo dar preparar purés caseros para no recurrir a los comerciales. Las madres no somos máquinas, basta ya de meternos más presión de limpieza. Nuestra paciencia también se agota, y no disfrutamos limpiando. Así que la exploración con la comida, a su debido tiempo y circunstancias, porque hay días que es muy cansado limpiar mucho estropicio, y hay tiempo de dejar que los bebés manipulen la comida y los cubiertos cuando estén más preparados.

No todos los alimentos molan

Lamento aguar la fiesta pero los niños exploran con agrado la coliflor y el brócoli hasta que descubren las salchicas y las patatas fritas, porque los pequeños tienen una predilección innata por los alimentos sabrosos, dulces o muy energéticos: de ahí la dificultad de que coman verduras "sin camuflajes" de salsas, bechameles, rebozados... Las verduras hervidas no suelen entusiasmar, por insulsas e insípidas (y tampoco deberíamos abusar del aceite o la sal para mejorar su sabor...). Los tropezones tampoco, porque los niños toleran mejor los trozos que ellos desprenden al masticar que los que les vienen dados. A mis hijos, por ejemplo, jamás les ha gustado la textura disgregada del arroz, el cuscús o los fideos: el rechazo es visceral desde inicio. Tampoco les entusiasma ninguna clase de pasta, ni la rellena de carne siquiera. La lechuga se les pega en el paladar y les da demasiadas arcadas; eso cuando no la tiran con desprecio casi sin mirarla. Otro tipo de alimentos, como el tomate crudo, lo han rechazado desde siempre.
El rechazo por los alimentos bajos en calorías es normal en los niños y tiene incluso una explicación evolutiva, así que no vengan a vendernos la moto de que si les damos arbolitos de coliflor desde pequeños luego van a ser devoradores de brócoli, porque van a preferir pizza.

No siempre los horarios coinciden

Una máxima de la alimentación infantil es que hay que hacer que los niños participen de las comidas de los adultos, que estén presentes cuando nosotros comemos y que intenten comer lo mismo que nosotros (si es adecuado para su edad, cosa que los adultos debemos intentar). Los niños son imitadores natos y quieren sentirse integrados en su grupo, así que disfrutan viendo como comen los adultos e intentar imitarlos, pidiendo de su comida e intentado reclamar el uso de los cubiertos.
Esto facilita además la logística de comidas, porque el tiempo que se dedica a preparar la comida adulta se puede emplear en adaptar esa comida a los niños: no hay que cocinar algo especial "entre horas".

AHORA BIEN

En el mundo anglosajón, del cual parte el BLW, esto es fácil, porque sus horarios de comida-merienda-cena son muy "infantiles" (comen y cenan pronto). En España, donde muchos adultos comen sobre las 14:30 y cenan a las 22:00, es dificil adaptar el horario a las comidas de nuestros hijos. Al final muchos padres acaban comiendo mientras el niño se echa la siesta, y cenan cuando el niño ya se ha ido a dormir.
Esto dificulta la logística de preparar la comida sólida a los niños (porque obliga a cocinar entre horas, o a recalentar) e impide que los niños vivan la hora de las comidas como un entrenamiento.
Asi que hay que intentar ajustar los horarios de comidas, adelantando la comida de los adultos lo máximo que se pueda, pero no siempre los padres pueden o quieren.

Basta de publicidad engañosa

Intentar vende la moto de que con el BLW el niño aprenderá a comer verdura en el futuro mejor que si solo hubiera comido puré de ternera es publicidad engañosa y una vil estrategia para convencer a los padres de comprar su producto, neurotizados y atormentados porque su hijo rechaza la ensalada, las espinacas y las acelgas.
Pocos niños hay sobre la tierra que prefieran acelgas hervidas a una pizza y eso es independiente de cómo se les haya introducido la alimentación complementaria. Al final, todos acabamos comiendo sólidos, así que basta de engañar a los padres con falsas expectativas acerca de la tolerancia futura a las verduras si se evitan las papillas de inicio.
Eso si, los niños aprenden por imitación. Comerán mejor la fruta y la verdura si ven a sus padres comiéndola frecuente y abundantemente desde siempre.


Entonces, ¿en qué quedamos?

Cada madre tiene que criar a sus hijos como mejor le parezca, siempre recodando la máxima de que "la madre propone, pero el niño dispone". A menudo que adaptar nuestras expectativas a las necesidades y progresos del niño.
El BLW ortodoxo (nada de papillas ni purés específicos) no lo veo factible para los bebés tragones ni las madres trabajadoras: la realidad  de este método no es tan feliz como lo pintan.
La alternativa es lo que se ha hecho toooooda la santa vida: un modelo mixto en el que la comida completamente sólida y los purés conviven pero modificando las proporciones en función de la edad del niño: sobre los seis meses, predominan los purés. A partir del año, los alimentos sólidos deben ir ganando protagonismo paulatinamente. Es decir , que coexiste el pecho, como alimento lácteo en sí mismo y consuelo, con los purés, y también las pequeñas porciones de comida sólida que el niño acepte. El postre es otra ocasión de intentar que el niño coma sólidos no triturados.
El Angelito1 come galletas con extraordinaria limpieza desde los 6 meses, pero no se me ocurre vender un libro sobre ello como si hubiera descubierto la sopa de ajo

Lo que sí podemos aprender del BLW

Conocer el método BLW nos ayuda a recordar una serie de importantes lecciones:

Dar de comer a un niño no sólo consiste en darle alimento, si no estimulación. Podemos hacer renuncias temporales en aras de la comodidad, pero siempre que podamos (e intentaremos poder) promoveremos que el niño coma desde inicio alimentos sólidos adaptados a su edad, de forma sana y variada, y le animaremos a usar los cubiertos y a beber sin biberón. Complementaremos con puré si no resulta suficiente.

Los progenitores deben actuar con paciencia y perseverancia, sin desalentarse por los desprecios y negativas del niño, sin enfadarse ni convertir las horas de las comidas en una batalla campal, y ofreciendo cada cierto tiempo los alimentos previamente rechazados por el niño para estar atentos a sus cambios de apetencias.

Hay que atender las señales de saciedad al niño y no forzarle, ni atiborrarle, ni aprovechar distracciones para meterle cualquier cosa en la boca a la fuerza, ni intentar que coma platos despreciados porque nos sale a nosotros de las narices...

La suciedad es inevitable. Debemos atender las peticiones del niño a explorar la comida con las manos, a utilizar solo los cubiertos, a beber solo, y darle cancha para que vaya aprendiendo.  Eso significa que se manchará la cara, las manos, hará la catapulta y la comida acabará en el techo, tirará la comida al suelo...Podemos hacer cosas para evitar desgracias (cubiertos de tamaño manejable, vajilla de plástico, vasos con pitorro, dar de comer en una zona "limpiable", ponerle baberos de plástico con mangas, incluso poner papel de periódico en el suelo para recojer lo que se caiga) pero dedicar cierto tiempo a la limpieza después de que el niño coma tenemos que asumirlo como inevitable.

Hay que adaptar nuestros horarios de comida a los de los niños siempre que sea posible para que los niños puedan estar en la mesa comiendo con nosotros. Viéndonos comer, ellos aprenden.

Hay que perder el miedo a los atragantamientos. Evitando por lógica los alimentos pequeños y duros (frutos secos sobre todo, que pueden provocar asfixia), los niños se atragantan menos cuando controlan ellos mismos lo que se meten a la boca que cuando los trozos vienen impuestos desde fuera. Los niños tienen fuertes arcadas que les permiten regurgitar los trozos muy grandes, o lo que se les pega al paladar, y los padres pueden llegar a asustarse mucho cuando el niño se pone rojo, pero hay que perderle el miedo y no caer en la tentación de dar triturados finos al niño sólo porque somos unos miedicas. Saber masticar lo suficiente, no comer deprisa y conocer lo que cabe en la boca y lo que no, forma parte del aprendizaje.

Los cubiertos especiales para bebé (silicona blandita, etc) son un gasto perfectamente evitable. Aprenden fenomenal con nuestras cucharillas y tenedores de postre (tamaño pequeño) de acero inoxidable de toda la vida.
Qué bien se apañan para comer...lo que les mola y por un rato corto antes de empezar a tirarlo todo
Si la tarea de dar de comer al angelito nos estresa o se nos hace dificil, delegaremos esa tarea en alguien para recobrar la presencia de ánimo.

Resumiendo: si quieres evitar las papillas del todo, el niño puede pasar más hambre que Carracuca. Y entonces no creo que vengan Gill Rapley y Tracey Murkett a aguantar sus lloros hasta que el pobre niño se convenza de que brócoli hervido y trocitos de salchicha y no 200 gr de puré es todo lo que hay para comer. Un niño buen comedor necesitará comida triturada en forma de puré (que puede ser clasero, evidentemente) en la mayoría de comidas durante meses y meses. Eso no es incompatible con la idea de que al niño no hay que hacerle sufrir dándole de comer y que si no quiere papilla, NO SE LE DA PAPILLA. Batallas campales y lloros a la hora de comer, JAMÁS.

Un sistema mixto de papillas y comida sólida sin forzar y dejando experimentar cuando hay tiempo y ganas tanto por parte del bebeé como de los progenitores, es una opción intermedia más fácil de adaptar a la mayoría de las realidades familiares, sobre todo en el caso de las madres trabajadoras.

¿Habéis tenido alguna experiencia de encanto/desencanto con el método BLW?

Sigue el debate en esta otra entrada del blog.