16 de julio de 2014

Causas por las que las madres múltiples suelen acabar con lactancia mixta y no LME (y IV)

Acabamos la serie de motivos principales por los cuales las madres múltiples acaban con lactancias mixtas, destetes prematuros y fracasos con la LME con más frecuencia que las madres únicas.
Se ha obtenido por recopilación de experiencias y testimonios y dado que es una simplificación de la realidad (cada caso es un mundo), espero que nadie se sienta ofendido.

7. Doble riesgo de todo
Estadística pura: si el riesgo de que durante la lactancia de un bebé la probabilidad de que aparezcan problemas (grietas, mastitis, ingurgitaciones, anquiloglosia, problemas de agarre, huelgas de lactancia...) es X, la probabilidad de que ocurra con mellizos es de 2X. Es decir, más probabilidad de tener complicaciones durante la lactancia y de que la madre se desespere y se rinda. La producción de leche con mellizos es alta: las ingurgitaciones acechan a menudo. Las grietas pueden ser en los dos pechos y hay menos ocasiones para descansar los pezones porque cada pecho se necesita en cada toma. Como una madre múltiple se suele enfrentar a la lactancia mútliple pelín acongojada de inicio y escasas perspectivas, es fácil que ceda al desánimo ante cualquier eventualidad "grave".

Errores frecuentes
No acudir a tiempo a un asesor de lactancia cualificado.

Alternativas y sugerencias
Informarse bien para prevenir problemas asociados a los inicios de la lactancia.

8. Síndrome de la nave nodriza y de la actriz porno
Si las madres únicas ya se quejan de que al inicio de la lactancia, que es más demandante, están mucho rato con la teta fuera y se sienten hechas un adefesio, o les da pudor dar el pecho en público, imaginaos lo que puede sentir una mujer con las dos tetas fuera (en caso de querer simultanear las tomas).
Eso conlleva a que para dar el pecho a mellizos en público o delante de visitas pudorosas, hay que desincronizar a los gemelos y hacer dos tomas de pecho en vez de una (para no hacer top-less delante de todo el mundo), con lo cual se alarga el tema que dedicamos al asunto y parece que nos pasamos todo el rato con una u otra teta fuera, dando de comer a uno u al otro, y vuelta a empezar (yo lo llamo "síndrome de la nave nodriza").
Los sentimientos negativos de sentirse sucia, desaseada y utilizada como mero alimento y de equipararse a viles animales paridores pueden hacer mella en las madres menos motivadas, que pueden abandonar la LME para que se encargue otra persona de la alimentación de los niños y ella poder tener las tetas más dentro del sujetador que fuera.

Errores frecuentes
Magnificar el horror de esas situaciones y no tener suficiente paciencia como para que pasen los meses más demandantes de la lactancia.
Ceder a la presion social, por lo general contraria a dar el pecho en público.
Pensar que "por un biberón de leche artificial de tanto en tanto no pasa nada" e ir aumentando su frecuencia hasta desembocar en lactancia mixta.

Alternativas y sugerencias
Intentar simultanear siempre que sea posible las tomas para evitar el síndrome de la nave nodriza. Por ejemplo, usando el coche, las salas de lactancia o lugares donde pueda haber intimidad para dar el pecho a los gemelos de forma simultánea cuando estamos fuera de casa.
La lactancia en mellizos también funciona a oferta sin esperar a que alguno de los dos tenga hambre. Podemos organizar la logística de tal manera que demos el pecho a los dos "aunque no haya llegado su hora" y despues hagamos nuestra "vida pública" sin tantas interrupciones.
Evitar sentirnos desaseadas buscando ayuda por las mañanas para podernos vestir en condiciones y no pasarnos el día en camisón desabrochado y lleno de churretones de leche.
Usar ropa compatible con una lactancia múltiple discreta (por ejemplo, un top y encima una camisa, de manera que nos subamos el top y nos cubra la parte superior de los pechos, y la camisa los laterales).
Hay gente que ve incompatible la lactancia múltiple con la vida pública, aunque se hagan grandes esfuerzos de discreción
 9. Llantos a duo
Algunas madres únicas me dicen que mi experiencia con la crianza de dos niños ha sido buena "porque ninguno ha tenido cólicos" (y ellas dicen que los suyos sí, aunque la palabra "cólico" referida al llanto de los lactantes debería estar reservada para los bebés que cumplen las tres reglas de Wessel, y no simplemente lloran mucho).
Lo que no se imaginan estas madres es que yo, como todas las madres múltiples, ha tenido que aguantar horas de llantos a duo, durante los tres meses que dura la hora bruja, más la alternancia de llantos por uno o por otro...y lo peor: las crisis de llanto múltiple al pecho .
Cuando un niño se retira del pecho llorando como si la leche ardiera es muy desconcertante y produce mucha desesperación en la madre. Realmente, es dificil de justificar delante de la gente pro-biberón por qué aceptas durante días o semanas que un niño o dos lloren casi en cada toma diaria al poco de ponerlos al pecho, con lo doblaos que se quedarían los angelitos con un buen biberón.
Si la crisis de los tres meses da al traste con muchas de las lactancias imaginaos con una crisis de los tres meses a duo: días, incluso semanas de llantos múltiples en casi cada toma de pecho. Una prueba de paciencia que pocas superan.
Las crisis de llanto al pecho no ocurren en todos los bebés ni en todas las lactancias, ni tienen la misma duración, ni tienen por qué repetirse, pero en caso de que se produzcan quizás la madre necesite apoyo emocional extra en la lactancia.

Errores frecuentes
Pensar que siempre que el niño llora al ponerle al pecho es porque la leche es insuficiente (claro, son mellizos y la madre no produce lo suficiente...) y pasarse a la lactancia exclusiva de fórmula o la lactancia mixta, y encima con biberón.

Alternativas y sugerencias
Ante los lloros en las tomas de pecho, hay varias cosas que se pueden probar para eliminar los llantos o hacer que el niño vuelva a engancharse y no se retire del pecho: dar el pecho en posición más reclinada, o mejor incluso tumbada, dar las tomas nocturnas tumbada y no sobre el cojín de lactancia (suele ser necesario desincronizar a los mellizos), cambiar de postura en la toma simultánea,  probar otras posturas desincronizando las tomas, cambiar a los bebés  su pecho habitual (intercambio de teta), intentar que los niños no lleguen a la toma muy hambrientos, reducir al máximo su estimulación durante el día para que lloren menos en las tomas vespertinas...
Ponerse en contacto con un taller de madres lactantes o un asesor de lactancia para compartir experiencias y asegurarnos de que realmente es una crisis pasajera y todo está bien.
Reducir las tomas con público para recibir menos presiones del entorno en caso de que los bebés se pongan a llorar a la teta.


10. Agobios mentales varios en la madre
Por si fuera poco lo que ya hemos descrito, hay muchos más agobios mentales evitables y combatibles que acechan a las madres múltiples y que las llevan a abandonar antes de tiempo la LME.

Por ejemplo, el "síndrome de nave nodriza agravado por sacaleches", que es secundario al "síndrome-de-la-vuelta-al-trabajo-horror-no-tengo-preparado-un-gigantesco-banco-de-leche". Se produce cuando la madre pretende pasarse con el extractor de leche al pecho todo el rato libre que le dejan los mellizos. Esto es un sinvivir que desquicia a cualquiera y que puede acabar justo en lo que no quería la madre: lactancia mixta y recurrir a la leche de fórmula antes de tiempo.
El banco de leche de una madre múltiple debe ser grande, es cierto, porque cunde la mitad que el de una madre única, pero eso no debe llevarnos a agobiarnos demasiado pronto, interferir en la lactancia del delicado primer trimestre o impedirnos disfrutar de la vida.
Además la baja maternal en caso de parto múltiple en España es más larga (dos semanas más por hijo a partir del segundo, el doble de horas de lactancia, que se pueden acumular) y en el afortunado caso de poder encadenar la baja maternal ampliada con la lactancia y las vacaciones, podemos llegar a la posibilidad de cubrir el periodo de 5-6 meses de LME, y después empezar con la alimentación complementaria, en la cual alguna de las tomas pueden ser de papilla de cereales con agua o caldo (ni siquiera tenemos por qué recurrir a la leche de fórmula), y el resto pures de carne, verduras, o fruta. Eso reduce la necesidad de acumular ingentes cantidades de leche (me temo que intentar Baby Led Weaning con mellizos mientras se trabaja sí puede requerir importantes cantidades de leche materna).
La extracción de leche será muy superior y más rápida cuando estemos en el trabajo, tras horas separadas de nuestros hijos, que en casa entre toma y toma, asi que es mejor no agobiarse y esperar a empezar a trabajar para sacarnos leche para el día siguiente, si hace falta.
Me puse como loca a sacarme reservas de leche...y después me di cuenta de que no me hacían falta y el problema fue encontrar la ocasión de gastarlas antes de que se caducaran!!!


Otros agobios mentales de los que me ha llegado noticia es el miedo a enfermar por la exigencia metabólica que la lactancia múltiple exige a la madre. Ciertamente, muchas madres múltiples adelgazan durante el primer trimestre de lactancia a pesar de comer y beber desaforadamente, porque el gasto energético es elevado, pero no conozco a ninguna mujer que le preocupe adelgazar unos kilillos.
La lactancia no produce osteoporosis, ni caries en la madre, y eso se extiende a la lactancia múltiple (en un país civilizado es rarísimo encontrar mujeres con graves deficiencias nutricionales). Lo único que hay que vigilar es no acostumbrarnos a comer desaforadamente porque en cuanto se acabase la lactancia (que es una gimnasia pasiva consume-calorías)o se espaciasen las tomas, engordaríamos todo lo que hubiéramos perdido y más. En cuanto se pase el primer trimestre de hambre atroz, conviene preocuparse de volver  a unas raciones de comida adecuadas tirando a bajas y a preocuparnos por el equilibrio nutricional de las comidas, y encontrar tiempo donde sea para practicar deporte con moderación (aunque sea empujar el carro gemelar por las cuestas del pueblo).
La composición de la leche no se verá perjudicada con una dieta moderada. La lactancia con los meses no solo no se vuelve "aguada" si no que aumenta su contenido calórico así que tampoco es motivo para suspender la LME el haber excedido los 3 o 6 meses.

Por lo demás, las paranoias mentales de las madres mútliples son las mismas que las de las madres únicas.

Errores frecuentes
Agobiarse con cosas que no merecen la pena, no simplificarse la vida, rodearnos de gente amarga-lactantes, no confiar en la naturaleza, creer en mitos de lactancia.

Alternativas y sugerencias
Mens sana in corpore sano. Pensamiento positivo. Priorizar. Compartir las paranoias con otras madres que hayan practicado lactancias exitosas y nos puedan dar comprensión y apoyo emocional. Huir de los ambientes tóxicos para la lactancia.

En resumidas cuentas, después de este gran tocho:
Los principales motivos por los cuales, estadísticamente, las madres múltiples recurren en mayor medida a la lactancia mixta y al abandono prematuro de la LME, se pueden englobar en tres grandes categorías:

1. Consejos e indicaciones inadecuados por parte del personal médico, promovidos por la frecuencia de complicaciones obstétricas e ingresos neonatales de los partos múltiples.
2. Falta de resistencia física y mental de la madre, agravada por las exigencias de la crianza múltiple.
3. Falta de apoyo externo que fomente la LME o el retorno a la LME tras el paso por la lactancia mixta, frecuente en partos múltiples.

Es más de lo mismo, una y otra vez. La lactancia múltiple es más dura que la lactancia única y por tanto, la responsabilidad  de los profesionales que atiende a la madre es mayor y la necesidad de que la madre esté motivada, relajada, contenta, confiada, ayudada y apoyada emocionalmente es mayor. Una madre múltiple con tendencia a agobiarse tiene casi todos los números para fracasar en su lactancia. Da igual que tenga experiencia previa con la lactancia de otro hijo. Por eso las estadísticas son las que son y las madre múltiples que dan LME  y lactancia prolongada siguen despertando admiración, extrañeza y estupor.

Los tres categorías anteriores a su vez pueden resumirse en una única causa de fracaso de la LME:

La mentalidad de "voy a intentar dar lactancia materna", en vez de "voy a dar lactacia materna".


Las madres que dan LME a sus hijos no es por ausencia de dificultades, es porque han sabido sobrellevarlas y vencerlas. Y no hay más. Si al final, por mucha letra que haya detrás, es todo así de sencillo.

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