9 de julio de 2014

Enemigos sutiles de la lactancia materna (III): El reloj

De acuerdo, la lactancia materna es a demanda y no tiene horarios. Ha costado, pero más o menos la gente lo tiene claro.
Pero basta hablar con cualquiera que haya dado pecho para saber que el promedio de autonomía que tiene un bebé lactante es de unas dos horas entre toma y toma (incluso de noche) y a partir de los dos o tres meses, lo esperable es que las tomas duren menos de 10 minutos (y el primer mes se van fácil a los 45 minutos). O sea, que las madres lactantes sí que miran el reloj.

De hecho las que hayamos escrito un diario de tomas lo hemos tenido muy en cuenta y tenemos registradas los patrones de lactancia de nuestros hijos.

Las que hayan hablado con gente que da biberón y las que lo hayan probado habrán constatado que los niños alimentados con sucedáneo de leche materna aguantan unas tres horas entre toma y toma, lo cual erróneamente es considerado como algo positivo de la lactancia artificial. Incluso MUY POSITIVO, cuando es un reflejo de que la leche artificial es menos digestiva porque se parece menos a la leche humana de lo que la gente cree.
Los padres que prueban el biberón de leche artificial y constatan "esos efectos beneficiosos" seguramente darán otro biberón en otra ocasión, y luego otro biberón más, y al final la LME pasará a ser mixta, y después a ser exclusiva artificial...y así entendemos las estadísticas de duración de la lactancia materna.

Preferir la lactancia artificial en vez de la natural "porque el niño muestra apetito cada menos tiempo" es una conducta nutricional negligente por parte de los padres (y a quien le pique que se rasque), y es fácil de entender cuando se establecen paralelismos con la alimentación adulta. Todos sabemos que comiendo un plato de fritanga, el cuerpo tiene sensación de saciedad durante más tiempo que comiendo un plato de menestra de verduras. ¿Qué es mejor desde el punto de vista nutricional y de alimentación saludable: comer tres veces al dia platos de fritanga, o comer cinco veces al dia platos de verduras, ensalada y fruta? Pues eso.

De hecho, buena parte de los padres que habrán preferido el biberón por encima de la lactancia natural lucharán después para que sus hijos coman más verdura, porque son conscientes de que no es saludable comer todos los dias chicha y patatas fritas, aunque la verdura "llene poco". ¡Qué incongruente por su parte!

Los preocupantes estudios que indican que los niños alimentados con leche artificial, incluso aquellas "de nueva generación" con menos cantidad de proteínas, tienen más probabilidad de tener problemas metabólicos en el futuro que los alimentados con leche materna, se han realizado sobre niños cuyos padres también dijeron "pues yo le he dado biberón a mi hijo y no le ha pasado nada, está muy sano". (Y que conste que no creo que esos resultados se deban solo a la composición de la leche, también a la cantidad de leche suministrada).


Pero la mayoría de padres no saben o prefieren no hacer caso a las alertas sobre lo dificil que es digerir la leche artificial en comparación con la leche materna. Ellos lo que ven es que cuando le dan un biberón al niño, toma mucha cantidad y se queda doblao, el angelito. En cambio con la teta uno nunca sabe cuanto ha comido, y aunque se duerma, al poco vuelve a despertarse, y siempre tenemos la neurosis de si se habrá quedado con hambre. Lo que ocurra en las tripitas del angelito les importa poco o nada.

No pocas veces unos padres que habían empezado con lactancia materna  aumentan la frecuencia de los biberones por motivos aun más egoístas, como conseguir que el bebé les deje dormir una horita más entre tomas nocturnas, que les deje comer tranquilamente con los amigos (y no les arruine la sobremesa) o simplemente, delegar la alimentación en otra persona durante un tiempo sin pasar por el trámite previo de la extracción de leche (esos biberones paternos nocturnos, esa abuela dando biberones para que los padres puedan ir al cine...).

En ambientes pro-lactancia natural explicar esos metodos de crianza son base segura de críticas y reproches (y luego las demas quedamos como unas fanáticas intolerantes), así que esos padres suelen disfrazar su fracaso en la LME con explicaciones poco contundentes del estilo "es que no tenía leche suficiente", "el niño se quedaba con hambre, " con el biberon duerme mejor", etc etc, que a lo mejor cuelan con la gente que no sabe de lactancia materna, pero a las "expertas" nos producen mucha tos.

Quien quiera dar LME tiene que saber lo que hay y es evidente que no todas las madres aceptan gustosas la demanda cada dos horas. Las madres que sí lo aceptan porque saben cómo funcionan los niños de carne y hueso y no los Nenuco suelen recurrir a técnicas como el colecho nocturno, el porteo, la extracción y conservación de leche materna y dar el pecho en público para que la demanda de teta interfiera lo menos posible en sus actividades diarias (dormir, ir de compras, quedar con los amigos...). Pero hay gente que prefiere relativizar lo que más conviene a su hijo con tal de que nadie les vea un asomo de pezón, les arruine la vida social o les tomen por hippies, ceden a la presión y se pasan al biberón. Yo los llamo "lactantes conservadores".

Al final esta gente contribuye a dar la imagen de que la lactancia materna es algo muy complicado y sacrificado que solo una panda de fanáticas antifeministas con alma de mártires está dispuesta a soportar.
No se trata de ser mártires que se pasan todo el día con la teta fuera, se trata de tener un mínimo de paciencia y de utilizar el sentido común para facilitarnos la vida, no complicárnosla. Y de no renunciar a lo mejor para nuestro hijo por una miserable hora de diferencia.

Estoy segura de que vosotras también conoceis casos de padres que se pasaron al biberón porque su hijo "comía cada demasiado poco"...

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