Estas mujeres saben de sobra que sus deseos están supeditados a dos circunstancias:
a) Que la naturaleza les favorezca y tengan un embarazo de bajo riesgo y un parto no distócico que permita un parto poco o nada intervenido.
b) Que realmente los profesionales que les atiendan sepan, puedan y quieran manejar un parto con escaso intervencionismo, sean cuales sean las referencias que llevaron a la mujer a ese hospital.
Incluso cuando se cumplen ambos requisitos, a menudo los médicos se toman a la ligera los deseos de la hippy de turno, "se limpian el culo" con el plan de parto presentado y hacen lo que
Bien , con la lactancia pasa algo parecido, aunque parezca mentira. El resultado del proceso (en este caso, que la madre disfrute de una lactancia próspera y tranquila desde el inicio, y tenga una respuesta tranquilizadora y satisfactoria a sus dudas y problemas iniciales) depende en gran medida de la atención que reciba por parte de los profesionales que la atiendan durante el embarazo y puerperio inmediato: obstetras, matronas, enfermeras, incluso pediatras y médicos de cabecera.
La diferencia con respecto al parto "natural" es que mientras las estadísticas dicen que las mujeres que desean un parto de (realmente) baja intervención son una clara minoría (1 de cada 10 aproximadamente), las mujeres que a priori desean dar el pecho a sus hijos, son una mayoría (8 de cada 10).
Así que el número de mujeres frustradas, confundidas, despistadas, desengañadas o molestas con la nula/escasa/contradictoria/mala formación e información que reciben a lo largo del embarazo y puerperio es muy superior, y eso se traduce en mayores índices de fracaso en la lactancia, destetes prematuros y sentimientos de insatisfacción y descontento durante el tiempo que dura la lactancia.
Tradicionalmente, la opinión y el bienestar psicológico de las mujeres/madres ha importando un pimiento, pero tranquilos: en esto de la lactancia interviene otro protagonista fundamental, que es el bebé, y que no está en posesión de facultades mentales suficientes como para informarnos de si desea parto natural o lactancia materna por encima de otras alternativas, pero sobre cuya salud y bienestar velan suficientes organismos, y ay amigos, los estudios médicos son contundentes: lo mejor para el desarrollo y la salud de los bebés es la lactancia materna, y las cifras de inicio y duración de la lactancia materna deberían aumentar, como sea.
Por eso, UNICEF, la OMS y esos chicos que velan por el bienestar de los pequeñuelos, propulsaron la Iniciativa de Humanicación de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN), que al principio se llamaba Asociación Iniciativa Hospital Amigo de los Niños, pero que debieron cambiar el nombre porque no se trata de llevar payasos a los niños con leucemia, si no de garantizar una atención hospitalaria global que fomente la lactancia materna.
(Nota con mala baba: es curioso, pero esta iniciativa ha hecho más por mejorar la calidad en la atención al parto fisiológico en los hospitales, aunque sea en nombre de los niños, que décadas de reclamaciones feministas. ¿Por qué será que se preocupan más por los niñas que por las mujeres adultas?)
Obtener la certificación IHAN no es obligatoria sino voluntaria, pero los hospitales DECENTES están trabajando como locos para conseguir los hitos que propone la iniciativa y acabar poniéndose la medallita de hospital IHAN, que es una garantía de que el centro cumple con los protocolos adecuados de atención al parto y lactancia, algo así como una norma ISO de calidad.
Quiero hacer hincapié, porque es a lo que voy tras este rollo macabeo, en que para conseguir la certificación IHAN hay que conseguir al menos un 70-80% de respuestas positivas en los criterios que la iniciativa establece, en los apartados de formación de personal/ atención al parto/ atención a la puérpera/ promoción de la lactancia/ apoyo a la madre tras el nacimiento, etc, y que esas respuestas dependen de autoevaluaciones y evaluaciones al azar sobre el personal sanitario y las propias madres.
Un 70-80% de consecución de objetivos en cada apartado la verdad es que me sabe a poco, pero estos de UNICEF-OMS que son muy listos saben que si pusieran requisitos más estrictos no obtendría la certificación NI CLIFFORD, porque siempre hay algún profesional despistado que no se atiene a los nuevos protocolos, mujer insatisfechas por cualquier cosa, problemas del servicio que no permiten atender mejor a las mujeres, etc. Se admite cierto grado de flexibilidad.
Moraleja del asunto: a una mujer que desea dar el pecho (y son mayoría aunque luego se vayan "quedando" por el camino y sólo un porcentaje testimonial de madres llega a pasar del año de lactancia) le conviene elegir para dar a luz un centro que esté acreditado IHAN o en proceso de estarlo, y no solamente fijarse en si a "mi amiga Maripili dio a luz en tal clínica y le fue fenomenal porque su ginecólogo era muy simpático", porque las mujeres, que somos personas adultas, inteligentes e informadas, nos regimos por diferentes argumentos, ¿a que sí?
Todo esto puede parecer una tontería, porque parece que en esto de la lactancia sólo hay que acercar el bebé a la teta y dejar que obre el milagro, y eso lo hacen en todos los sitios, pero...¡¡NO!!
A día de hoy siguen existiendo hospitales y clínicas con protocolos obsoletos en los que se separa a los niños de las madres por las noches, aunque las madres digan que ellas prefieren tenerlos consigo, o se practica un exceso de partos intervencionistas con resultado de alto número de cesáreas (y eso perjudica el inicio de la lactancia), o se administra leche artificial con biberon pese a estar desaconsejado, y toda una serie de actuaciones anticuadas dignas de los años 60. ¡Y la gente sigue dando a luz allí (porque a la amiga Maripili de turno le fue fenomenal), e incluso paga por ello!
No cuesta nada indagar un poco y evitar caer en manos de profesionales que "sabeteen" sin quererlo nuestro deseo a amamantar: que si me mandaron usar unas pezoneras y luego no hubo dios que las quitase, que si mi niño salió del hospital con el biberón en la boca y luego nunca pude dar LME porque siempre necesité suplementos, que si me dijeron que no podría dar el pecho porque no me había subido todavía la leche, que si mi hijo nació prematuro y sólo me dejaban entrar a verle unas pocas horas al día, que si me mandaron una medicación y me dijeron que era incompatible con la lactancia y resulta que no, que si me salieron unas grietas horrorosas y tiempo después me enteré de que mi hijo tenia frenillo corto y en el hosptal nadie me lo dijo, etc etc.
Sutilezas y pequeños detalles que pueden marcar la diferencia.
Así que para simplificar el asunto y que todo vaya mas rodado, mejor ponerse en manos de buenos profesionales que hagan bien las cosas respecto a ese tema, ¿verdad?
Bien, hasta aquí las luces de los hospitales IHAN. Yo misma di a luz en un hospital que no era el que me correspondía por zona, porque me aseguré que fuera en uno IHAN, ¡¡y se notó!! Pero no por eso dejaron de pasar cosas que pertenecen a ese 20-30% de situaciones que no cumplen los criterios IHAN, así que no quiero ni pensar lo que me hubiera encontrado en una clínica con protocolos "anticuados"....
Pero las sombras de los centros IHAN ya lo cuento en otra entrada...
Y lo que se puede hacer si sentimos que se ha atropellado nuestro derecho a tener un parto natural o no se nos ha ayudado lo suficiente con el tema de la lactancia materna (aparte de quejarnos en los foros de internet y llorarle a nuestra a miga Maripili), también lo contare en otra.
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