En una entrada anterior expliqué la importancia que puede tener para iniciarse con buen pie en la lactancia materna el dar a luz en un hospital que disponga de la acreditación IHAN o esté cerca de conseguirla. Eso garantiza una buena atención global en el inicio de la lactancia, incluyendo unos protocolos de atención al parto bastante respetuosos.
Pero no todo es tan fácil como ponerse en manos de un hospital IHAN y no tener que informarse de nada más, o pensar que ningún profesional de ese hospital va a cometer una pifia, o que ya no vamos a tener ningún problema relacionado con la lactancia en el futuro.
Voy a poner como ejemplo lo que ocurrió con mis inicios en la lactancia en el hospital IHAN en el que di a luz, para ilustrar que por muy hospital IHAN que se sea también hay cosas que se pueden mejorar.
Cosas positivas que encontré en un hospital IHAN (a mi me parecen de perogrullo, pero como sé que a dia de hoy hay clínicas y hospitales en los que esto no ocurre, hago un listado porque me consta que hay mujeres que ni siquieran contaron con esto):
-En ningún momento se puso en entredicho mi capacidad de amamantar a mellizos o se insinuó que yo no pudiera tener suficiente leche para los dos.
-Se me bajó un sacaleches e incluso me bajaron a los niños a reanimación mientras estuve ingresada allí.
-En cuanto me subieron a planta, la cohabitación con los bebés fue 24 horas.
-Las pruebas médicas que se realizaron a los bebés (pruebas de audición, pesadas) se realizaron en la habitación.
-El personal de enfermería se encargó, con paciencia, de ayudarme a enganchar a los niños, y de enseñarme la técnica necesaria debido a mis pezones planos.
-El personal de enfermería miró si mis hijos tenían frenillo corto cuando vieron que había problemas de agarre.
-Se me animó a iniciar una lactancia simultánea con mis mellizos, enseñándome las mejores posturas para tal fin.
-No se me instó a usar pezoneras de inicio, que hubieran podido dar problemas en el futuro.
-Jamás se le dio un biberón a mis hijos, pues la leche de fórmula se administraba en jeringuillas.
-El acceso a neonatos era libre las 24 horas para los padres, incluso de madrugada.
-Se animaba a realizar el piel con piel a los recién nacidos, incluso con el padre si la madre no estaba disponible.
-Se podía realizar el método canguro con los prematuros.
-Las madres con hijos ingresados en neonatos podían utilizar los extractores de leche hospitalarios, se les daba material para guardar la leche y podían dejar la leche rotulada para que las enfermeras la utilizaran después.
-Se me dieron instrucciones escritas sobre cómo conservar la leche extraída y realizar la extracción manual.
-Se me dieron instrucciones sobre cómo estimularme con un sacaleches en casa mientras mis hijos estaban ingresados en neonatos y aún no me había subido la leche.
-Durante el ingreso de mis hijos en neonatos, la atención personalizada de las enfermeras para ayudarme en el inicio de la lactancia fue constante, y sus comentarios, siempre animosos y positivos.
Repito: a mí todas estas cosas me parecen obvias y básicas, pero a día de hoy, en muchos hospitales, siguen sin hacerse por norma las cosas así, y no todan las madres pueden decir que a ellas les pasara lo mismo que a mí.
Pero no todas las cosas se hicieron correctamente, también hubo detalles que no cumplen las recomendaciones IHAN.
Cosas negativas que encontré en un hospital IHAN (no afectaron a la lactancia en su resultado, pero podían haberse evitado o hacerse mejor):
-No hubo piel con piel con mis hijos en el quirófano, ni siquiera me los pusieron encima, a pesar de que mi estado médico y el de los bebés lo permitía (los médicos difieren conmigo respecto este punto).
-Durante mi larga estancia en reanimación, sólo se me bajó un sacaleches una vez porque no había más aparatos disponibles (sólo tres en total para toda la planta de maternidad y neonatos, por lo que yo pude contar).
-En vez de estar ingresada en reanimación alejada de mis hijos, podía haber estado con oxigenoterapia y la medicación pertinente en planta de maternidad, junto a mis hijos (los médicos difieren en este punto).
-Nadie pareció advertir que intentar sacarse calostro con un sacaleches no da buen resultado y nadie me ayudó a extraérmelo de forma manual, con lo cual mis hijos se "perdieron" el valioso calostro.
-Durante mi estancia en reanimación sólo me dejaron ver muy brevemente y una sola vez a mis hijos, y no pude tenerlos encima, a pesar de que su estado lo permitía (el mío no tanto, aunque hubiese preferido ponérmelos al pecho aunque fuese con mi último aliento).
-Se me dijo que no podía utilizarse mi calostro extraído ni ponerme los niños al pecho durante las primeras 48 horas porque se me practicó un TAC con contraste, cuando en realidad no afecta a la leche.
-Con gran esfuerzo y afán me estuve sacando la poca leche que pude en casa para que se la dieran a mis hijos en neonatos, y a tal fin la estuvieron guardando en nevera, pero cuando les dieron en alta me devolvieron todos los botes que me había estado sacando, señal de que no les habían dado ni gota de esa leche.
-Utilizaban tetinas de biberón a modo de chupetes para calmar a los niños "llorones" en neonatos y así poder gestionar bien las tomas (cada tres horas).
-Aunque los niños hubiesen realizado una buena toma en neonatos, les daban suplementos de leche artificial en jeringuilla para asegurarse de que estaban "repletos" y de que no iban a dar la lata durante las tres horas que quedaban hasta la próxima toma.
-Algunos de los consejos e informaciones que me dieron no fueron del todo acertados. Por ejemplo, que el bebé saca el 90% de la leche en los 10 primeros minutos y todo lo que sea chupar más de ese tiempo ya es usar a la madre de chupete, y debe evitarse.
Y la verdad es que no recuerdo más cosas negativas. Pertenecen a ese 20-30% de situaciones contrarias a las recomendaciones IHAN que están "permitidas" y no perjudican para mantener la acreditación.
¿Os parece que en conjunto lo hicieron demasiado mal conmigo? Yo estoy convencida de que dada mi situación "de alto riesgo de fracaso de lactancia" (cesárea con complicaciones, prematuros, parto múltiple, pezones planos, mal agarre de inicio, ingreso en neonatos...) y dado que sigo dando teta a mis mellizos después de un año, lo hicieron fenomenal, y les reconocí formalmente y por escrito lo importante que fue su ayuda en mi éxito.
Sé que hay madres menos afortunadas que no pudieron gozar de la misma ayuda que yo.
En una próxima entrada explicaré qué podemos hacer nosotras, humildes madres que ni pinchamos ni cortamos, para animar a los hospitales a conseguir su acreditación IHAN, cómo ayudar a que los buenos profesionales sigan por el buen camino y cómo contribuir a que mejoren o cambien los protocolos anticuados que no garantizan una promoción correcta de la lactancia materna.
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