18 de junio de 2014

Las pezoneras las carga el diablo

Casi me atrevería a hacer una clasificación categórica.
Si ante una eventualidad como pezón plano/grieta, alguien te recomienda usar una pezonera cuanto antes...probablemente es una mala consejera/asesora de lactancia.
En cambio, si ante esos mismos problemas, intenta encontrar una solución prescindiendo de las pezoneras, te recomienda recurrir a ellas sólo después de haber intentado otras técnicas, y te anima a utilizarlas lo menos posible, bajo supervisión y además insiste en intentar quitártelas cuanto antes...¡enhorabuena! Probablemente se trate de una buena consejera/asesora de lactancia.

Hay mujeres que en cuanto notan un dolor fuerte en las tomas ya se abalanzan a la farmacia, donde siempre habrá una farmacéutica que les recomiende unas pezoneras de la marca de moda.
Incluso hay mujeres que, viéndose con pezón plano en el embarazo, se compran la pezonera como parte del ajuar del bebé antes del parto porque asumen que no van a poder dar el pecho sin ellas.
En el hospital, no pocas matronas en cuantito ven un pezón un poco liso, dificultad en el agarre o dolor referido como "peor de lo normal", ya recomiendan las pezoneras, y la puérpera sale del hospital con la pezonera en el pecho (y el niño, seguramente con biberones de refuerzo).

Resultado: en muchos casos, dependencia excesiva de las pezoneras  (a veces incluso durante toda la lactancia), lactancias fracasadas porque con las pezoneras el bebé no estimula el pecho como debiera (así que peligra la lactancia natural exclusiva), insatisfacción de la madre, etc.

Las pezoneras no dejan de ser un artilugio, y como todo artilugio, diluyen una de las ventajas de la lactancia natural, que es la falta de aparataje necesario, la inmediatez, la gratuidad, el "no necesitar nada para", el "no tener que colocarse nada para", el "aquí te pillo aquí te mato..." Vamos, ya me entendeis.

Como ya he escrito en mi perfil, yo tenía pezones planos (uno casi invertido), y también experimenté heridas en un pecho, pero lo solucioné sin pezoneras. ¿El secreto? Excelente colaboración de los matrones en el hospital (era IHAN) y paciencia antes de precipitarse a comprar las pezoneras.

PEZONERAS PARA GRIETAS


Basta una sola sesión de mal agarre para que el bebé pueda dañar el pezón y se forme una herida o grieta. Según la ley de Murphy de la lactancia, siempre que una matrona nos vea dar el pecho, la toma será buena y nos dirá que el niño está bien colocado. De ahí que haya tanta gente diciendo "yo es que dejé la lactancia porque tenía grietas, pero no era un problema de posición, porque me dijeron que el niño se colocaba bien". A lo mejor era cierto cuando te vio la matrona, pero si hay grieta, la primera sospecha es de mala posición (y si esa no es la causa, lo siguiente más probable es que el bebé tenga frenillo sublingual corto).

Antes de sacar el monedero y comprar una pezonera, el primer paso es intentar reconducir la situación, antes de que vaya a más, recolocando al bebé. La barbilla del bebé tiene que quedar posicionada hacia la zona del pecho que no duele, porque allí es donde se ejercerá la presión. Si la zona que duele queda cerca de las comisuras de la boquita durante la toma, por ejemplo, hará menos daño. Hay multitud de posiciones para amamantar que se pueden explorar y que nos permitirán que el bebé coloque su boca en la parte que menos daño nos haga.

También hay que perder el miedo a dar de mamar de un solo pecho durante un periodo de tiempo si se desea dar descanso al otro pecho (porque duele menos o ese no tiene heridas): luego la producción se puede reconducir normalizando la demanda con los dos pechos, una vez superado el bache.
Sé por experiencia lo que es mirar el reloj con angustia y apretar los dientes viendo que se acerca la temida hora de la toma. Sé lo que es apartarle el pecho a un hijo que se abalanza como una barracuda temiendo el dolor, así que no estoy banalizando el dolor de las las grietas.
Un caso leve advertido a tiempo normalmente se soluciona en cuestión de días esmerándose muy mucho con la posición del bebé, dando cierto descanso al pezón, dejando que el pezón se seque con la propia leche (la mejor crema hidratante y cicatrizante que existe para el pezón), no martirizándolo más con protectores de ropa que lo aplasten y dejando que cicatrice por sí solo al aire siempre que se pueda (el método ALAS: aire, leche, agua y sol).

Un caso que sangre (literal) o que no mejore en una semana o dos tiene que ser visto por un profesional de la lactancia, que valorará si es hora de poner pezoneras o si realmente es un problema de frenillo o el dolor viene de otro lado.

Normalmente la pezonera se usa para aliviar un tanto el dolor de la madre mientra el pecho se cura, y su uso debería durar solamente lo imprescindible.
El dolor de las grietas añade un estrés muy alto a la madre lactante, que estará tentada de renunciar (con riesgo de arrepentirse después), así que el uso de pezoneras se puede valorar si el dolor es muy intento en una madre tentada de claudicar pero que quiere seguir intentándolo un poco.
En resumidas cuentas: primero intentar solucionarlo sin pezoneras, y sólo por prescripción de un profesional de la lactancia, empezar a usarlas, y con supervisión.

PEZONERAS PARA PEZÓN PLANO

En el caso del pezón plano, hay que intentar que haya agarre sin pezonera, porque basta unos pocos días de succión para que el pezón sobresalga lo suficiente, y desaparezca el pezón plano (lo que dure la lactancia!). El bebé no mama del pezón como si fuera una manguera, mama del pecho en sí, aunque no lo parezca de recién nacido, con esa boquita tan pequeñita. Así que en teoría el pezón sirve de poco más que para focalizar los chorros un poco (y que la teta no parezca una alcachofa de ducha) y ponérselo un poco más fácil al bebé entre tanta turgencia (es difícil amorrarse a un globo!)

Aunque el bebé sea muy despierto y activo, conseguir un agarre al pezón plano puede requerir varias intentonas así que hay que contar con que los inicios requerirán de paciencia.

Conmigo utilizaron la técnica que denominaremos como "del pellizquito", y que no es ni más ni menos que lo que se ha hecho toda la vida de dirigir manualmente el pezón hacia la boca del niño para que abra bien la boca de forma instintiva y agarre bien el pecho, moviéndole la cabeza si hace falta para asegurarse no solo de que la montaña va a Mahoma si no de que Mahoma se acerca a la montaña.

Estúpido, ¿verdad? No lo es tanto si nos damos cuenta de que es lo contrario a lo que se propone para el agarre natural: piel con piel para que el bebé se mueva solo por instinto, y no pinzar el pecho.

Parece muy tonto pero tiene su intríngulis y al principio requiere la ayuda de más manos. Se trata de pellizcarse el pecho con encima del pezón (no cogerse todo el pecho con la mano: sólo pellizcarse la piel por encima del pezón, en el borde de la areola) de manera que la zona donde está el pezón se estreche y no parezca una auténtica pelota. Es mejor intentarlo antes de la subida de la leche, cuando la turgencia es máxima y es realmente dificil el agarre. Se dirige entonces el pezón para acariciar el labio superior del niño (o la naricita, o la barbillita, o los labios juntos, lo que le estimule más) de forma que abra mucho la boca y se aprovecha ese momento para meterle el pecho en la boca, con el pezón hacia el paladar, intentando que cuando cierre la boca agarre bien la areola. Si el niño no colabora y no mueve la cabeza por sí solo, contaremos con la ayuda de otra persona que mueva la cabeza del bebé para ayudar al acoplamiento en el momento idóneo.

Es una danza que requiere de varios intentos y es importante que una matrona con formación en lactancia nos apoye y ayude porque es muy fácil caer en el desánimo en esos duros momentos.
También es importante intentarlo antes de que el niño rabie de hambre y esté nervioso.
Nuevamente probaremos varias posturas e intentaremos acomodarnos con cojines para ver en qué postura el niño agarra mejor y podemos maniobrar con el pellizco y el niño sin que nadie acabe rodando.

Si yo he conseguido que unos mellizos prematuros poco colaboradores se engancharan a sendos pezones planos gracias a dos matrones que me pellizcabn cada uno una teta (o sujetaban la cabeza de los niños...en todo caso aquello era pa´verlo) creo que cualquiera puede intentarlo y al final, poder librarse del artilugio de las pezoneras.

SI YA LAS USAS Y NO HAY MANERA DE CONSEGUIR TOMAS BUENAS SIN ELLAS
Es lo malo de las pezoneras: suelen requerir asesoramiento experto y paciencia extra para quitarlas y que la lactancia prosiga sin ellas. Quitar las pezoneras puede ser difícil sin llantos del bebé o dudas de la madre, así que mejor contar con la supervisión y apoyo de un experto que nos facilite el éxito.

¿Alguna otra experiencia feliz de pezones planos/ grietas solucionadas sin pezoneras?

10 de junio de 2014

¿Estás preparada (psicológicamente) para la lactancia?


No me gustan ni las mujeres que meten miedo a las demás pintando la lactancia natural como algo muy negativo (que si duele un montón, que si se te quedan las tetas flácidas, que si te pasas todo el día con la teta fuera...) ni las lactantes de cuento de hadas que lo describen todo de forma idealizada, para las que la lactancia es todo placer, gustirrinín y conexión hipermística entre madre e hijo, y que están convencidas de que su bebé, gracias a que ha recibidio leche materna, será mucho más inteligente, espabilado y hasta guapo que los que han recibido biberón, que han sido poco menos que envenenados.
Tampoco me gustan las mujeres que empiezan a dar el pecho "porque les han dicho que es lo mejor y quieren saber cómo es la experiencia" y al menor dolor y contratiempo, se pasan corriendo al biberón, eso sí, "admirando mucho a las que dan leche materna". O las que dan el pecho salvo cuando quieren que el bebé duerma 3 horas en vez de dos y así tienen más tiempo de charlar tranquilos con las visitas, y meten biberones de refuerzo para atiborrar al niño y dejarle planchado.
Y tampoco me gustan las mujeres que abandonaron a disgusto la lactancia porque tuvieron problemas y mal asesoramiento, y al final la falta de apoyo precipitó el destete involuntario, y se quejan amargamente de la presión a las que se ven sometidas mujeres como ellas por parte de las "talibanas de la teta".

La lactancia es un proceso que no da muchos quebraderos de cabeza si te la tomas con la actitud adecuada, pero requiere mucha convicción, información y constancia si las cosas se tuercen. Antes de emprender la aventura de la lactancia las mujeres deberían plantearse si realmente están preparadas para lo que la lactancia supone.

Realmente una mujer está preparada para dar el pecho si está dispuesta a afrontar los siguientes retos:

1. Si caes en malas manos, estás sola y perdida
Lamentablemente, los conocimientos desactualizados de los profesionales de la salud y las malas prácticas en atención a neonatos hacen que muchas madres salgan del hospital con problemas de lactancia: lactancia mixta que dificilmente se volverá materna exclusiva, niños que ya han aprendido a usar el biberón y ahora rechazan el pecho, madres con la autoestima baja que se han creído la cantinela esa de que no tienen suficiente leche, y lo peor de lo peor: madres/suegras reafirmadas en su idea de que eso de la lactancia es una tómbola y que a la mayoría de la gente le toca "mala leche/poca leche/el niño no engorda"-"ya te lo decía yo, con biberón se crían mejor y tan ricamente". Por mucho que haya carteles en los muros fomentando la lactancia materna y en los cursos de preparación al parto se diga blablablabla,  la realidad es que una madre primeriza que quiera dar el pecho tiene la sensación de que está sola y perdida y tiene que buscar ayuda, no siempre fácil de encontrar. Pero no hay que asustarse: cada vez son más las madres lactantes experimentadas, los profesionales especializados en lactancia y los talleres de apoyo a la lactancia, así que quien no busca ayuda es porque no quiere.

2. Los inicios pueden ser duros
Y sí, puede haber dolor. A la mayoría de la gente le va fenomenal, pero en el primer mes son frecuentes los pequeños problemas: el niño no se acaba de agarrar bien, llora más de loque nos gustaría al pecho, se duerme y hace pocas tomas, no acaba de coger peso, el pezón está hipersensible y acaba maltrecho, te tienes que hiperestimular con el sacaleches...El primer mes es de rodaje y no todo el mundo entiende eso, y muchos se lanzan al biberón a la primera contrariedad.¿Estás preparada para tener paciencia, no asustarse y buscar asesoramiento para evitar o solucionar problemas? Antes de que te des cuenta ya habrás cogido el ritmo y todo fluirá con menos quebraderos de cabeza.

3. La lactancia atraviesa muchas fases
Si no la enfocamos de forma correcta, la lactancia puede ser  desconcertante. A las dos semanas de nacer, cuando ya empiezas a cogerle el tranquillo, ZASCA. Pico de crecimiento, aumenta la demanda. Al mes, otro tanto. A los dos o tres meses, cuando ya parece que la cosa fluye, HORROR. El niño berreando sin motivo, qué narices pasa. Pasado el cuarto-sexto mes, cuando todo vuelve a su cauce, PATAPLON, qué narices pasa que el niño se despierta tanto por la noche. Cuando volvemos la trabajo, o pasado el octavo mes, el niño que no se suelta ni a sol ni a sombra.Y qué decir de la fase...¡¡ÑACA!! ¡¡MORDISCO!! Realmente en la lactancia no te aburres...cuando crees que todo es una balsa de aceite y todos los problemas se han  solucionado, surge una fase nueva. Todas ellas son transitorias y tienen un fundamento biológico. Hay que tener paciencia para llegar a ese punto en el que la lactancia es una balsa de aceite y los momentos que se disfrutan son mayores en frecuencia y duración que los momentos en los que mandarías todo a rodar.

4. Te van a criticar
La lactancia sigue estando mal vista. No ya el hecho de dar el pecho en público, incluso aunque intentes taparte. Es que seguramente tendrás que dar explicaciones a alguien, en algún momento, en algún lugar, sobre por qué das el pecho más alla de los seis meses, o cuando has empezado a trabajar. Dar el pecho a niños mayores de un año sigue siendo un poco tabú. Y confesar que tus hijos mayores de dos años siguen pidiendo teta, es algo reservado para valientes. Sobre todo si son varones y hay gente que enseguida piensa en traumas edípicos. Cada vez somos más las mujeres que optamos por la lactancia prolongada, y las autoridades sanitarias nos dan la razón, pero hay que tener a mano el argumentario para responder a los criticones y a veces, respirar hondo ante comentarios impertinentes y groseros.

5. Ciertos aspectos vitales giran en torno a la teta
Dar el pecho significa revisar actos como el consumo de alcohol o medicamentos. Incluso hay que mirar el lado práctico de la ropa que nos ponemos. Ciertos aspectos de la crianza, como decidir cuándo se va el niño a dormir a otra habitación, quedan supeditados a su actitud ante la teta (si se despierta mucho por la
noche el momento de la independencia nocturna puede prolongarse más de lo planificado). Sacarse leche en el trabajo es una servidumbre como otra cualquiera, y llega un momento que estás hasta las narices. Tarde
o temprano, alguien querrá dar leche artificial a tu hijo e intentar vigilarlo puede suponer algún cabreo.  Si nuestra pareja no nos apoya puede haber tensiones maritales.También pueden aparecer sentimientos negativos, como sentirse una porn-star, una cerda alimentando gorrinillos o simplemente, un adefesio.
La vida durante la lactancia es todo lo complicada que una lo desee hacer, pero no faltará quien te haga creer que lactancia es esclavitud, una jugarreta machista de la naturaleza para tenernos atadas a los crios, una destrucción de nuestra belleza, un soberano aburrimiento, un agobio muy gordo. Habrá quien encima intente hacernos creer que gastarse la pasta en biberones, tetinas, artilugios y leches artificiales y tener que preparar biberones, esterilizarlos, limpiarlos, levantarse a calentarlos de noche, llevar neveritas aquí y allá, es el súmmum de la comodidad.

6. A demanda dia y noche
Si quieres tener hijos pero en realidad lo que quieres es un hijo-Tamagotchi, que duerma 4 horas entre tomas y no se despierte por la noche, está claro que la lactancia natural te va a parecer muy pesada.

Lo dicho: pusilánimes, cobardicas, reprimidas, inconstantes, almas de cántaro o simplemente poco motivadas, abstenerse.

La teta es para quien se la trabaja.

5 de junio de 2014

Enemigos sutiles de la lactancia materna (II): Exceso de pudor (incluso en salas de lactancia!!!)

Voy a aprovechar una experiencia personal para sacar a colación un tema polémico.

En el centro comercial que yo frecuento hay tres salas de lactancia, y cada una tiene unas particularidades.

La que solemos utilizar está en un extremo del parque comercial, lejos de la zona de tiendas y en un extremo de la zona de restaurantes, y pueden entrar padres y madres. Tiene cambiador y mamparas con cortinillas para dar el pecho (o el biberón!!!) en la intimidad, pero es incómoda porque al estar en un extremo del centro comercial, tienes que dar "largos" paseos para ir y volver de la zona de tiendas a la sala de lactancia. Al final parecemos lanzaderas, centro comercial pa'rriba, centro comercial pa'bajo.
 
En un punto intermedio del centro comercial, entre la zona de restauración y la zona de tiendas, en una situación estratégica y privilegiada, están las otras dos salas.

En realidad una es una "sala de familia" en la que se puede entrar también a dar el pecho. Hay juguetes para niños mayores, y taburetes y sillones para las madres con bebés. No hay mamparas ni cortinas para garantizar la intimidad, está siempre abarrotada y el griterío de los chiquillos es infernal. Asusta un poco nada más entrar.

La otra sala se publicita como "sala de lactancia materna", y no "sala de lactancia" a secas, y la anécdota consiste en que un día descubrimos qué significa esa diferencia.

Un día a mi pareja y a mí nos dio pereza cruzarnos medio centro comercial para ir a la sala de lactancia habitual y decidimos probar suerte en las otras dos. Como la sala de familia parecía un circo y no había sitio, entramos en la sala de lactancia materna, que estaba vacía. Era idéntica a la sala de lactancia a secas, pero nada más poner el pie el vigilante de seguridad nos avisa a través del interfono que está prohibida la presencia de hombres, que la sala era solo para madres. "Pero es que nosotros tenemos mellizos, y es necesario que el padre esté ayudando para no armar jaleo". Da igual. "Pero es que la sala está vacía". Da igual. "Pero es que aunque entre alguien no importa, porque hay mamparas y cortinillas para garatizar la intimidad". Da igual. No hicieron una excepción con nosotros, y nos tuvimos que ir a la sala de lactancia del otro extremo del centro comercial, donde pueden entrar hombres.

Nos chocó tanto que pusimos una reclamación, en la que nos quejamos de lo absurdo de no dejar entrar a los padres en una sala de lactancia con cortinillas para garantizar la intimidad de las mujeres que no quieren que ningún ser sobre la tierra las vea dar el pecho, no vaya a ser que las reconozcan por los zapatos perpetrando tan grotesca acción. Nos contestaron muy educadamente que la sala sólo para mujeres existía porque había demanda de usuarias. Así que por lo visto existen mujeres con necesidades extra de intimidad en mayor proporción que parejas que van juntas a dar el pecho y parejas con mellizos (que son 1 de cada 80).Y para ellas se ofrece la sala de lactancia mejor situada del centro comercial.


No me cabe duda de que los centros comerciales quieren satisfacer a las clientas y dan respuesta a las necesidades familiares, creando salas de lactancia para todos los gustos.
Puedo entender el pudor y puedo entender que una madre quiera intimidad absoluta a la hora de dar de mamar, pero eso es lo que explica la existencia de mamparas y cortinas en las salas de lactancia. ¿O acaso también da pudor que se vean los pies de la madre por debajo de la cortinilla?

No veo positivo para la promoción de la lactancia que los padres tengan que ser excluidos de ninguna sala de lactancia, cuando hay otros mecanismos para preservar la intimidad de las mujeres.  No deja de ser sexista, en este caso contra los varones. 
Incorporar a los hombres a la normalidad de las funciones reproductoras de las mujeres beneficia tanto a hombres, como a los bebés, como a las propias mujeres. Los hombres han estado secularmente apartados de los partos, por considerarse antes "sólo cosa de mujeres", y se acercaban a la cama del parto cuando la mujer ya estaba con las piernas cerradas y bien tapadita de cintura para abajo. Sin embargo, la entrada del padre al paritorio beneficia psicológicamente al padre y a la madre y contribuye a que los padres se impliquen desde inicio en el cuidado de los bebés, repartiendo la corresponsabilidad de la crianza de forma más equitativa.
Pues ídem con la lactancia. Aunque fisiológicamente sea la mujer la que pone la maquinaria, el varón también se implica en el proceso, dando su apoyo. Marginar por pudor a los varones de la lactancia no beneficia ni a los varones, ni a las mujeres, y si no beneficia a los padres tampoco beneficia a los niños. Hay mujeres que se "esconden" en su propia casa cuando tienen que dar de mamar delante de varones de su propia familia. Esto es incómodo y poco práctico y a todas luces puede ser visto como un contra de la lactancia, porque a nadie le da pudor dar un biberón delante de nadie, así que a más de una madre le puede parecer que la lactancia artificial perjudica menos su vida social y le da menos quebraderos de cabeza para desenvolverse en público.


Por algún extraño motivo la gente piensa que dar el pecho es ponerse en plan FEMEM, cosa incompatible con la discreción, el buen gusto y el respeto hacia los sentimientos pudorosos de los demás:




Existe también otro fenómeno que es la confusión acerca del motivo de la existencia de las salas de lactancia. A más deuno le puede parecer que si existen es para que las madres las usen de forma obligatoria, y que dar el pecho fuera de ellas sólo se comprende cuando estas salas no existen. Por eso se dan casos de comercios que invitan a clientas a salirse de su local e irse a la dichosa sala habilitada, con lo que se suele montar un importante revuelo de madres indignadas que hacen tetadas de protestas y la cosa llega a los medios de comunicación.

 Las salas de lactancia están para garantizar la intimidad cuando se desea (imaginad a alguien en mi caso, que si quiero dar el pecho simultáneamente a mellizos tengo que ponerme directamente en top less, y me tengo que sentar por fuerza).
Es cierto que lo más cómodo es sentarse en el blando butacón de una sala de lactancia en vez de hacer acrobacias en el pasillo de una tienda abarrotada, pero quien no entienda que hay veces en que es más práctico dar de mamar mientras se va de compras es que no entiende algunos conceptos básicos de la lactancia, como que la lactancia es a demanda y que hay niños que cuando quieren teta, quieren su teta de inmediato o montan un pollo importante, molestando mucho más a los demás clientes. Y también que si hay que cruzarse medio centro comercial para meterse en una sala de lactancia, el proceso se vuelve mucho mas incómodo y hay madres que prefieren ir a lo fácil y no interrumpir su compra.

Un último argumento de los contrarios a dar de mamar en público es que es obsceno, igual que es obsceno sacarse el pene en público para mear o enseñar el culo en cualquier parte para cagar, siendo todos ellos procesos muy naturales y necesarios. Honestamente, no me parece comparable ni en términos de higiene, ni impacto visual sobre los demás, con dar de mamar. Esto repito que en un contexto playero se entiende pero al parecer, eso de sorber pezones y no por diversión se sigue viendo pornogrráfico por fuerza.
Las mujeres pueden hacer topless en la playa y los diseñadores de moda insiten en que es cool llevar shorts que enseñen media cacha y el piercing del ombligo, pero a las mujeres en general parece que les sigue dando mucha vergüenza (y a los hombres, vergüenza ajena) enseñar un fugaz pezón antes de poner a mamar al niño.

La sexualidad imperante sigue siendo profundamente falocéntrica, y son las mujeres las que tienen que amoldarse a la idea de sexualidad masculina y no a la inversa. Por ello, el pecho femenino sigue siendo  eminentemente un reclamo sexual que despierta ideas libidinosas. Las mujeres "bien educadas" tienen que esconderlas con modestia de la visión varonil, cuando lo que tenía que comprender la sociedad es que la función principal de las mamas es dar de mamar (y que si a los hombres heterosexuales les parecen estupendas, es un efecto colateral) y que funciona mejor lo de dar de mamar cuando la mujer no tiene que esconderse, ni renunciar a su vida social, ni separarse de su grupo, ni sentirse avergonzada o apurada, ni complicarse la vida, porque eso es un factor en contra de que las mujeres quieran seguir dando el pecho largo tiempo, que es lo recomendable en términos de salud infantil.


Un eje primordial de la promocion de la lactancia materna (que es una cuestión de interés sanitario tan importante como combatir el sedentarismo o inculcar buenos hábitos alimentarios) es facilitar la vida a la madre lactante, y no complicársela. Eso significa promover cosas como que las mujeres no se vean culpabilizadas por dar el pecho cuando y donde toque, ni tengan que esconderse, ni comprometer su vida social, ni tener que resolver dilemas morales, ni sentirse culpables cuando dan de comer a su bebé  porque tienen que priorizar los sentimientos de los varones del entorno.
Las mujeres tienen la responsabilidad de exigir su derecho a existir y a ejercer como madres sin sentir presiones ni vergüenza y a relativizar el exceso de pudor, que desaparece en cuanto compruebas que se puede dar el pecho en público sin enseñar nada y con discreción y que la lactancia tampoco consiste en desnudarse.

Estamos en el siglo XXI