31 de enero de 2014

La sala de lactancia en el trabajo

Continuar la lactancia cuando la madre se reincorpora al trabajo remunerado es posible pero a veces obliga a la madre a sacarse la leche en sitios incómodos (su coche, un retrete...). Esa no es la situación más ideal si una pretende continuar la extracción durante meses (porque psicológicamente es muy "cansino" y un tanto humillante....), pero a veces es lo que toca.
Si la madre trabaja en una empresa media-grande y no tiene sala de lactancia, se le puede proponer la creación de una al comité de empresa o al encargado que corresponda. Es una medida fácil de conciliación laboral y familiar que no cuesta mucho a la empresa y que facilitará mucho a  las madres recientes la incorporación al trabajo.


Sólo se necesita habilitar una salita pequeña (que puede tener otros usos el resto del tiempo, por ejemplo, ser la sala de enfermería) con un mínimo mobiliario:
Una mesa pequeña y una silla
Una puerta con pestillo
Una nevera (de las pequeñas; tampoco es absolutamente imprescindible porque la leche puede conservarse a temperatura ambiente lo que dura una jornada laboral)
Un extractor de leche eléctrico doble (los de tipo hospitalario cuestan alrededor de 200 euros y se pueden comprar de segunda mano)
Acceso cercano a un lavabo donde lavarse las manos/lavar el material de extracción
Dispensador de papel secante para las manos
Botella rociadora con desinfectante (alcohol 70% o mejor un desinfectante hospitalario)
Opcional: un butacón (por si alguien entra a dar el pecho al niño)

No hace falta que la sala esté pintada de rosita ni tenga cuadros de Anne Geddes. Yo no soy de esas fanáticas que piensan que la intimidad y comodidad deben ser máximas para que "el flujo de oxitocina funcione". Sacarse leche no es como dilatar en un parto. Eso sí, es aconsejable "acumular" revistas de puricultura viejas porque así se ameniza el rato de extracción, viendo fotos de bebés y leyendo articulillos.
Los conos de extracción las pone cada mujer, aunque los artículos sobrantes de los sacaleches se pueden donar para la causa (conos de extracción, tapones, soportes para las botellas, bolsas de congelación sobrantes...). Cada mujer dejará sus botellas dentro de una bolsa isotérmica propia dentro de la nevera (las típicas de meter la fiambrera de la comida), para la mejor conservación de la leche, y se las llevará a casa al finalizar la jornada (la leche seguirá fria cuando llegue a casa).

Con un sacaleches doble, una madre acostumbrada a extraerse leche cada día a la misma hora, tarda 10-15 minutos en llenar las dos botellas de 150 ml. No es mucho tiempo de ausencia del trabajo y hay pocas excusas para que la empresa se niegue a implementar algo así. Si en un momento determinado se "acumulan" las madres recientes se puede crear un horario de extracciones para evitar colapsos en la sala, porque la mayoría de madres querrán extraerse leche al mediodía o a la hora de comer. Aunque haya pocas embarazadas en la empresa en un momento determinado, a lo largo de los años desfilarán muchas madres por allí, y aunque no todas se extraigan leche. A las interesadas se les facilitará muuuuuucho la vuelta al trabajo.

29 de enero de 2014

Tomas nocturnas con múltiples (colecho)

No puedo ofrecer estadísticas fiables, pero me da la sensación, cuando hablo con otras madres de gemelos, de que hay una relación entre haber vivido una crianza infernal ("sufrí más que Cristo en la cruz", me llegó a decir una), con haber dado biberón (a veces tras un tiempo de lactancia mixta) y no colechar. Yo en cambio he disfrutado de la crianza de mis dos cachorritos, se me ha hecho mucho más llevadera de lo esperado y lo atribuyo en gran medida al colecho y a la lactancia materna, que facilita mucho las cosas.

Ya dije en un post anterior que cuando una quiere dar el pecho a gemelos, el colecho me parece la mejor manera de sobrevivir a las noches, porque evita que la madre tenga que levantarse de la cama, dar la luz, e incluso abrir los ojos.

Pero las noches gemelares, pese al colecho, siguen teniendo su truco y requieren de paciencia "múltiple" (cuando las madres "únicas" se quejan de sus noches, a veces me dan ganas de darles una colleja y que vivieran una noche cualquiera de las que tenía que pasar yo...).

Voy a explicar, por si me lee otra madre múltiple buscando ideas, como me las apañé yo los primeros meses (a mis hijos, de casi 14 meses a fecha de hoy, ya los tengo destetados por la noche, que no por el día).

El cojín de lactancia por la noche
 En mi caso el primer mes estuve sincronizando a los gemelos en las tomas de día y de noche. Les daba las tomas simultáneamente, usando un cojín de lactancia cuadrado fabricado por mí misma a imitaciónde los comerciales.
Dar las tomas simultáneamente significa que la teta se da "a demanda"(comme il faut) del gemelo más hambriento y "a oferta" para el segundo gemelo. Es decir, que cuando uno de los angelitoss pedía, aunque el otro estuviera dormido o distraído, me los ponía al pecho a los dos al mismo tiempo. El gemelo hambriento mamaba, es evidente, y el otro también (y poco importa si lo hacía con menos ímpetu) porque ya lo dice el gran Carlos González, que "la teta es como el jamón de jabugo: poco importa que tengas poca hambre, si te lo ofrecen, siempre comes". Jamás en todas las tomas me encontré con la situación de que el gemelo menos hambriento rechazara mamar: siempre vaciaba su pecho. Lo único que sucedió es que el bebé que solía ser menos vehemente pidiendo (el Angelito1) engordó meteóricamente debido a que comía al mismo ritmo que el pedigüeño Angelito2 (alias "el barracuda").
Las tomas se sucedían cada dos horas más o menos.
Por la noche el primer mes también simultaneaba las tomas.
Mi colecho consistía en que yo estaba con los angelitos, uno a cada lado, en la cama de matrimonio (y el padre en tándem o en otra habitación, por roncar: dar el pecho a gemelos de noche y aguantar ronquidos ya superaba mi umbral de tolerancia). El cojín de lactancia y las mantas y cojines supletorios para poner a los pequeños "a la altura" los tenía cerca. Cuando uno de los angelitos pedía de noche, me incorporaba, me colocaba el cojín y a los gemelos en posición de rugby, aunque ello supusiera despertar a uno.

Aquí habrá madres que piensen que eso es cruel y que se les parte el alma si les toca despertar a un bebé para comer, pero no recuerdo que jamás de los jamases el gemelo menos hambriento llorara y se quejara por haberle despertado, si de lo que se trataba era de tomar teta: comía dormitando hasta quedarse frito de nuevo.
Para ponerme el cojín de lactancia tenía que encender la luz, o bien dormir con una luz ambiental muy tenue.
Además, muy peripuesta yo, escribía en el libro de tomas que recomiendan para los gemelos, en el que relataba la hora de toma, la duración de la toma y el pecho al que ponía a cada gemelo (porque a veces repetían y a veces les cambiana, y quería ver si había diferencias), así como otras observaciones.
Ya hablaré en otra entrada sobre si es útil o no es útil escribir un libro de tomas de gemelos los primeros meses. El caso es que para escribir también necesitaba la luz.
Mientras daba el pecho con el cojín tenía que estar sentada en la cama pero intentaba ponerme cojines para estar cómoda y dormitar, aunque a veces ese rato me lo pasaba despierta disfrutando de la ternura de mis bebés (aiiinnns quien lo volviera a vivir) o grabándoles los ruiditos (tosecitas, ruiditos de succión) con el móvil (qué frikismo, ¿verdad?).

Acabada la toma los bebés quedaban fritos, yo desmontaba el chiringuito y los volvía a colocar en su sitio a dormir, y sólo alguna vez les tenía que dar tumbada un poco más para que se durmieran, si les había molestado mucho el cambio de posición. Como el primer mes los bebés duermen como troncos, no recuerdo que hubiera mucho jaleo con esto.

Yo lo hice así y la paciencia me duró alrededor de un mes. El calor que da el cojín de lactancia, junto con la parafernalia de tener que incorporarse para ponérselo, colocar varias mantas y cojines supletorios, estar con una luz encendida y toda la pesca, pudo conmigo y a partir del segundo mes recurrí a la técnica que utilizan la mayor parte de madres lactantes múltiples por la noche: el "vuelta y vuelta".

Técnica del "vuelta y vuelta"

Cuando decidí mandar el cojín de lactancia más lejos que las nubes (y casi me planteé quemarlo), me limité a desincronizar a los gemelos por la noche (por el día no porque la sincronización supone un ahorro de tiempo grande). Esto sucedió cuando tenían apenas dos meses, ya habían pasado un par de brotes de crecimiento, y las tomas eran más o menos constantes en número y de duración moderada.
En el vuelta y vuelta la madre simplemente da el pecho tumbada al gemelo que lo pida y que tiene a su lado. Cuando pida el otro se gira para el otro lado, y así toda la noche. Idealmente hay que dar el pecho que queda más cercano a la cama, porque de esta manera se tuerce menos la espalda, pero luego cada mujer hace lo que le conviene más, en función de lo que cuelgue su pecho, del tamaño del pecho, de como se agarre el niño, o de la posición que ella encuentre más cómoda ("Lactancia y espalda" puede ser el título de otra entrada).

Entre estar de un lado y de otro hay un espacio de tiempo de desincronización que hay que intentar ajustar para que sea el menor posible pero sin solapamientos, a fin de que la madre tenga más rato de descanso entre tomas y que la toma sea gemelo1+gemelo2 muy seguido.
El desfase de hambre nocturna entre mis angelitos sería como de 15-20 minutos (suficiente para que el primero acabara la toma a esa edad y yo girarme para darle al segundo). Mis angelitos eran bastante matemáticos, hasta el punto de hacerme idea de la hora por las tomas, pero si esto no sucede así habra que ajustar el método.

Yo les dormía a la teta por turnos, y el padre se encargaba del último (si estaba muy cansado se dormía en brazos del padre, pero no siempre se mantenía así cuando tocaba trasladarlo a la cama).
En esta fase mandé el diario de tomas a tomar por saco porque ya no tenía sentido mantenerlo.

Ni qué decir tiene que la desincronización a veces no era perfecta y uno de los angelitos se quejaba de hambre mientras yo seguía dando al otro. He de confesar que mi pereza por no incorporarme y ponserme de nuevo una almohada o cojín para darle a los dos al mismo tiempo a veces provocaba que la situación acabase en pifostio, con uno de los angelitos reclamando teta y el otro armando espolio si se la quitaba demasiado pronto. En estos casos la participación d l padre para calmar a uno de los gemelos hasta que le toque el turno es crucial.

Llegué a probar posturas insólitas para dar de mamar a los dos al mismo tiempo estando yo tumbada, pero si el tamaño de sus cuerpos no lo permite, hay poco que hacer (ya hablaré de posturas en profundidad en otra entrada, porque dan risa). Pero es que es indudable que las noches con múltiples pueden ponerse duras.



Chupar por chupar

Con el paso de los meses la reducción del tiempo en cada toma facilitaba la situación, pero seguían produciéndose eventuales episodios de crisis por "coincidencia gemelar" (agravados por mi pereza de tener que incorporarme).
A pesar de todo el vuelta y vuelta supuso una liberación para mí y una mejora de la calidad del descanso con respecto a incorporarse para ponerse el cojín de lactancia.
Pasaron los meses y hacia los 4-6 meses los niños tienden a reducir las tomas nocturnas, a menudo suprimiendo la toma de primera hora de la madrugada, y espaciando las tomas no dos horas, sino a veces tres y cuatro horas. El récord de dormir del tirón en aquella época del Angelito1 fue de 5 horas y del Angelito2, seis horas (no me lo podía creer y hasta me preocupé, y tuve que comprobar si respiraban...). Pero fueron noches excepcionales.
Alrededor de los 8-9 meses de edad las tomas nocturnas son muy cortas y se empieza a hacer evidente que de las 3 o 4 tomas que hacía cada uno, solo una era claramente alimenticia, y las demás eran de succión no nutritiva, para calmarse y volverse a dormir entre distintas fases de sueño. Además les costaba más dormirse a la teta sin más: necesitaban mucho más rato de teta para dormirse.

Si con un niño único la gente ya se empieza a quejar de esta situación, imaginaos con dos. Había noches con más de 12 despertares en total, sin contar las crisis por sincronización indeseada de gemelos. A estas edades ya se les puede dar teta a los dos al mismo tiempo estando tumbada boca arriba, con el brazo debajo de cada uno para colocarles en posición, pero a mí me daba una sensación humillante y cuando la psicología entra emn juego, hay que replantarse la técnica de lactancia.

Llegó un momento que mi malhumor era evidente, la dinámica familiar se estaba resintiendo y recurrí al destete nocturno mediante el plan Padre. Tras unas cuantas noches en las que el padre era el que se levantaba y daba biberón o brazos (ahora los angelitos se pegaban como un toffee a él), la toma de biberón desapareció por sí sola y empezaron a dormir del tirón toda la noche, solamente con eventuales despertares reclamando atención que se solucionaban con bracitos.

Eso sí, no lo voy a  pintar todo de color de rosa: lágrimas ha habido porque mis angelitos son de los que les cuesta dormir: no quieren chupete, ni juguetes, ni carruseles con lucecitas, ni canciones de cuna, ni arrullos, ni movimientos...En cuanto la hamaquita y la teta desaparecieron de su rutina de dormir, necesitaron estar muy cansados para "aceptar" dormirse.
Me irritan un poco los vendedores de métodos para dormir "sin lágrimas" porque lágrimas suele haber, aunque no es lo mismo llorar solo que llorar en brazos. Cada niño es un mundo y sus padres han de buscar la solución más conciliadora con su ideología y costumbres, y adaptarse a la respuesta del niño, intentando respetar sus ritmos y hacerle llorar lo menos posible.

Lo que quiero insistir es que no es necesario abandonar la lactancia para mejorar la calidad del sueño familiar. Hay alternativas respetuosas para la teta nocturna.

Consejos tras la experiencia

Si volviera a nacer y a criar a mis hijos (ainns, volvería sin dudar a sus tiempos "de pequeñitos", pese a lo duro que pueda parecer todo...) pondría más cuidado en intentar dormirles de otras maneras aparte de al pecho, para facilitar el destete nocturno posterior. ¡¡Pero es que dormir a la teta es tan inmediato y eficaz que cuesta renunciar a esa comodidad!! Aconsejan involucrar más al padre a la hora de dormir e intentar dormirles de otras maneras (acunándoles, cantándoles...). Ya digo que los mios no querían mariconadas de esas y mis opciones se vieron muy reducidas, pero hay niños más adaptables.
 
Ante todo hay que entender que si acostumbras a un niño a algo bueno para él (dormirse a la teta debe ser un placer de dioses) va a costar hacer que renuncie a ello sin quejarse. No debemos impacientarnos ni culparles, y haremos acopio de paciencia y sentido común para detectar las asociaciones que se deseen corregir (teta para dormir) y sustituirlas por otra rutina respetuosa (teta en el sofá pero después a dormir con papá, o como sea).

Qué opinais, ¿pensais que lo he hecho tan mal?¿Da la sensación de haberlo pasado fatal?

28 de enero de 2014

Colecho y lactancia (generalidades)

Los recién nacidos hacen entre 8 y 12 tomas al día, día y noche. Las tomas nocturnas son un fastidio
para la madre, que no puede dormir de seguido, pero deseables para el niño y la lactancia.
Cuantas más tomas haga la criatura, más alimento que se mete para el cuerpo, para tranquilidad de todos. por otro lado, la demanda nocturna garantiza la buena producción de leche durante el día.
Cuando la madre trabaja y no se puede estimular el pecho cada dos o tres horas durante el día, las tomas nocturnas ayudan a mantener la producción en buenos niveles.

Pero está claro que esto de dormir intermitentemente es insostenible a largo plazo, sobre todo si la mujer tiene que madrugar para trabajar fuera de casa al día siguiente.
Quien tenga la fortuna de conciliar fácilmente el sueño, porque sea de las que caen como troncos, o porque el niño no se despierta demasiado, o el marido no ronca, podrá dormir algo entre toma y toma y a lo mejor es suficiente para estar fresca cual lechuga al día siguiente.
Pero lo normal es que la madre no tenga tan fácil conciliar el sueño entre toma y toma y sus noches transcurran en un estado de insomnio permanente, que solamente se puede aguantar gracias a la paciencia descomunal que tiene una madre. Descansar se descansa, es evidente, porque como decía mi abuelo: "la cama es como un prao: si no estás dormido al menos estás tumbao". Pero no se descansa igual que con una noche de sueño profundo.

Las noches es uno de los aspectos que peor se llevan de la crianza, y hay diferentes estrategias para amoldarse a la situación. Una, es forzar al ninñ a que duerma del tirón, aunque vaya en contra de su propio proceso madurativo y le cause sufrimiento ("método Ferber o Estivill" y subvariantes).
Otra es simplemente aguantar el tirón y despertarse las veces que haga falta para atender al niño en lo que necesite (hambre, sed, calor, frío, brazos...).

El imperio de la puericultura de influencia anglosajona ha hecho que veamos como situación normal que el recién nacido duerma en una habitación alejada de los padres (eso sí, con profusión de elementos decorativos infantiles "para que esté a gusto"). Claro, levantarse tantas veces de la cama, encender la luz,  ir a la otra habitación, atender al niño , y volver a la cama, rompe totalmente el sueño de los padres y en poco tiempo resulta insostenible, si eso se tiene que hacer un promedio de tres o cuatro veces por noche. En el caso de madres múltiples, multiplicad por dos los despertares (y ya no quiero imaginarme el caso de trillizos) y el resultado será una noche infernal. Pretender sobrellevar las tomas nocturnas con el niño en otra habitación no parece la mejor opción.

Por eso mucha gente acaba rindiéndose a la evidencia de que es mejor poner la cuna o camita del niño en la habitación de matrimonio (cohabitación), al menos durante los primeros meses, aunque no todos caen en la cuenta de que para que la  situación sea realmente cómoda, la cuna o camita tiene que estar anexionada lo más posible a la cama de matrimonio (colecho en tándem), o de lo contrario hay que levantarse igualmente.

Lamentablemente muchas de las cunas supermolonas de diseño superchuli no permiten esto (aparte de que a veces no hay espacio en la habitación de los padres para meter nada más)  y hay una fortísima presión social contraria a dormir junto al niño incluso en su propio colchón. Las críticas tienen una base variopinta pero escasamente científica:
-El niño se despierta más veces, como si sacarlo de la habitación le hiciera dormir del tirón mágicamente.
-Limita las relaciones sexuales de los padres (por lo visto las parejas que acaban de tener un recién nacido tienen una vida sexual de los mas activa y apasionante, y yo sin enterarme).
-El niño se acostumbra y ya no hay quien lo saque de la habitación.

Así que en vez de optar por la opción que facilita más las cosas, muchos padres se sienten "impulsados" a elegir la opción que no facilita más sus noches.

Personalmente el colecho me parece la opción más intuitiva (en la acepción "animal" del término) de cuidar a un recién nacido por la noche y de lejos, la opción más económica y cómoda para los padres. Gracias al colecho, la madre no tiene que encender la luz ni levantarse de la cama para atender a su hijo, ni siquiera para darle de comer, ni arroparle ni nada por el estilo. De hecho, no tiene ni que abrir el ojo: medio amodorrada, puede dar el pecho tumbada mientras dormita. Con frecuencia, al día siguiente no se acuerda con claridad del número de tomas nocturnas que ha hecho el niño porque el estado de adormilamiento le ha impedido contarlas.
El colecho con las camas en tándem es más seguro pero reconozcámoslo: la madre puede acabar harta de trasladar al niño hasta su camita, el niño dormido a la teta se puede despertar en el breve trayecto, y las más de las veces el niño acaba pegado a la madre por pereza de ésta y la cama en tándem amanece vacía.

En el caso de parto múltiple, si a alguien se le ocurre una opción más cómoda y que garantice más descanso para dar el pecho de noche a dos bebés que no sea el colecho, que me lo diga y le invito a una mariscada por su ingenio e inventiva.

Así que no hace falta tampoco recurrir a recomendaciones antropológicas sobre el asunto: el colecho es un recurso egoísta para mejorar la calidad de las noches de los padres. No hay lloros ni gritos: a la que el angelito se rebulla un poco, teta y en paz. Se entera la madre medio adormilada y el padre duerme del tirón.

AHORA BIEN

El colecho también tiene sus inconvenientes:

-Temas de seguridad: hay peligro real de asfixiar o aplastar al recién nacido, cuando es muy pequeño y no tiene movilidad. Es frecuente que una madre tenga miedo de ponerlo en práctica las primeras semanas, pero en cuanto se prueba el miedo se diluye. El propio ritmo de despertares del bebé garantiza que el cuidador no pueda dormirse demasiado profundamente, y la madre ya pondrá cuidado en alejar al niño de su cuerpo o alejarse ella una vez finalizada la toma y vuelto a dormir. El colecho se puede practicar con unas sencillas normas de seguridad que son de perogrullo. Yo añadiría que si la madre es un mirlo blanco capaz de dormirse mmmmuuyyy profundamente en pocos minutos tenga especial cuidado, por si se duerme demasiado profundamente con el niño al pezón y se inclina peligrosamente hacia él. Ídem si los padres se mueven mucho al dormir.

-Pasado el primer mes, cuando el niño empieza a patalear para cambiar su posición, la percepción de riesgo cambia y la madre está confiada en no aplastar a su hijo, pero empieza a tener restricciones de movilidad. De hecho aunque la madre se aleje o se gire tras la toma, el niño pataleará para acercarse cual oruga a su madre y pegarse a ella como un toffee. Con un solo niño, pase, pero con dos niños pegados a cada lado os podeis imaginar que la madre se ve obligada a dormir en posturas muy forzadas y con escasa libertad de movimientos, y eso es un inconveniente para conciliar el sueño si se está acostumbrado a moverse mucho de noche, o a dormirse en una postura muy determinada.

-Pasados los seis meses, el niño deja de despertarse tanto por auténtica hambre y empieza a notarse claramente que a veces sólo desea calmarse succionando. Aparte suele haber un brote de despertares a partir de los 8-9 meses. La situación empieza a volverse insostenible y si la madre entra  en crisis de cansancio puede ser necesaria revisar la opción del colecho o plantearse el destete nocturno.

-El paso a dormir en la cuna, en la cama o en otra habitación es una trabajo que no por haberlo retrasado lo vamos a evitar, aunque el mayor avance madurativo del niño llegado ese momento lo puede facilitar. Si el niño ya es mayor (más de dos años por ejemplo) , se le pueden "vender" las ventajas de dormir solo en su habitación especial, o se puede negociar una solución conciliadora. Lo normal es que el niño se niegue a cambiar "sus sanas costumbres" y haya que actuar poco a poco (plan Padre, y otros métodos respetuosos de cambiar la rutina de sueño del bebé).


Muchos detractores del colecho  se escudan en este paso para no ponerlo en práctica: "es que se acotumbra y luego cuesta sacarlo de la habitación". No deja de ser cierto pero me parece incongruente que eso se vea como un problema cuando después

a)acostumbramos el chupete a los niños y luego montan el espolio cuando pretendemos quitárselo.
b)acostumbramos al niño a los pañales y luego supone un trabajo educarle en el control de los esfínteres
c)acostumbramos al niño a beber líquidos en biberón y luego tarda un montón en aprender a usar vaso
d)acostumbramos al niño a la textura muy fina de los potitos comerciales y luego cuando le intentamos dar una textura grumosa o comida sin triturar dice que "pa' tí".

Vamos, que acostumbramos a los niños a muchas cosas y después supone un esfuerzo "reeducarles", pero lo hacemos así por nuestra comodidad y facilidad en la crianza.Eso sí, siempre es más fácil reeducar a un niño a nuevas costumbres cuando su estado madurativo lo permite, y será más fácil pretender que un niño duerma alejado de sus cuidadores y de un tirón cuanto mayor sea el niño, no cuando tenga pocos meses!!!

La OMS reconoce que el colecho facilita la lactancia porque todo lo que ayude a que la madre no viva las tomas nocturnas con tanta pesadumbre, hará que la lactancia se alargue. Es una perogrullada del calibre 12.
Cuanto más descansada esté la madre y menos trabajo le supongan las tomas nocturnas, menos tentaciones tendrá de pasarse al biberón esperando que se obre la magia de que "con biberón los niños duermen del tirón" (ainns, puede que se reduzcan los despertares, pero los seguirá habiendo y serán más incómodos...). Y menos tentaciones de hacerle caso al Estivill como solución desesperada.

En definitiva: recomiendo probad el colecho sin prejuicios ni miedos, y si encontrais que existe una opción más cómoda para atender al niño de noche sin que la lactancia se vea afectada,estupendo.

En una próxima entrada entraré más en detalle de cómo me las apañaba yo en las tomas nocturnas de mis mellizos, colechando.

24 de enero de 2014

Las fases de la lactancia

En la escasa y a veces lamentable información "formal"que una embarazada recibe acerca de la lactancia materna (alguna revistucha por allí, los penosos cursos de preparación al parto por allá...) se hace poco hincapié de que una lactancia exitosa atraviesa diversas fases y estadios, cada uno con sus peculiaridades. Lamentablemente los inicios son los más dificultosos, pero merece la pena aguantar el tirón porque después todo se normaliza y se vuelve más llevadero.
Y no creo que en los cursos de preparación al parto quede bien claro este concepto. Más bien la información sobre la lactancia se convierte en un análisis simplista del estilo: "la leche materna es lo mejor porque ahora es lo que dice la OMS",  "tiene anticuerpos que son muy buenos", "si te duele es que el bebé está mal puesto". Así que la típica embarazada primeriza paleta no sabe bien lo que la espera y lo más probable es que sólo haya oido narraciones escabrosas de amigas y familiares que dejaron de dar el pecho pronto porque les pasó algo fatal, y tengan miedo de que la lactancia sea un trance horrible pese a lo fotogénica que la pintan:



Yo resumiría la lactancia en una serie de fases o estadios más o menos bien delimitados en el tiempo:

-Primer mes: en el que se suelen acumular las dudas e inseguridades y surgir los primeros problemas.
La madre no está en plena posesión de sus facultades físicas y mentales: loquios (AKA, "sangrar como una gorrina"), grapas de cesáreas, puntos de episiotomías, desastres vaginales varios, subida de la leche especialmente febril, cansancio, falta de sueño, las hormonas regulándose, la madre/suegra diciendo gilipolleces, visitas y más visitas, desconcierto, confusión, quizás tristeza si el parto ha sido desilusionante, la casa hecha un desastre, regalos que se acumulan... Esto es importante porque sin la debida serenidad y presencia de ánimo los eventuales problemas que surjan no se encaran igual.
Los problemas que se presentan suelen venir derivados de que el niño no engorda lo que el pediatra dice que debe engordar, que las tomas duelen y nadie parece dar con la causa del problema (salvo la suegra y el pediatra: ausencia de biberón) y que el niño a veces se pasa tooooodo el día a la teta (la expresión "toooooodo el dia a la teta" es subjetiva y debe ser evaluada por un asesor de lactancia).
El resultado es que si las cosas no van fluidas (parto más o menos respetado, buen agarre de inicio, paz en las tomas, el niño engorda adecuadamente, mínimo apoyo familiar...) la acumulación de factores (malos consejos, ser unos primerizos especialmente paletos, tener un bebé no demasiado colaborador por reflujo, frenillo, cólicos..., o tener el pediatra o la matrona más ineptos en diez kilómetros a la redonda) puede dar lugar a lloros, quebrantos, dolores innecesários y a la postre, un fin prematuro de la lactancia que a la larga puede convertirse en una espinita clavada: "a mí hubiera gustado darle más, pero... (póngase la excusa X)".

En el primer mes el bebé experimenta unos brotes de crecimiento que no son desdeñables y la duración de las tomas es especialmente larga. Algunos primerizos paletos muy despistados que se pensaban que los niños comían cada tres horas, dejaban mucho tiempo libre porque dormían mucho y que por la noche dormían del tirón salvo a los que les malcrían por no haberles hecho el Estivill a tiempo, pueden encontrar la situación insostenible y pasarse al biberón "por si la cosa es más llevadera" (yo a estos padres personalmente les quitaba el niño y se lo sustituía por un Furby).


-La crisis del tercer mes: una vez superado el primer mes, que es el de adaptación, la madre empieza a hacerse a los ritmos del bebé y pilla una rutina. ¡Lástima que dure tan poco!! Un bebé evoluciona tan rápido que cada mes cambia las reglas del juego, la madre tiene que readaptarse continuamente a la nueva situación y por si fuera poco, entre los dos y los tres meses se suele producir un brote de crecimiento en el bebé, con alteraciones en el patrón de lactancia, que pueden llegar a desquiciar a la más motivada: aumento irritante en la demanda, aparente rechazo del pecho, lloros incomprensibles al poco de iniciar la toma... Pueden sumarse más factores: atragantamientos por exceso de eyección de la leche que cabrean al bebé, reflujos que perduran, manías a ciertas posturas...
Un bebé que llora la pecho es más de lo que una abuela pro-biberón puede soportar, los malos consejos ambientales pueden seguir acumulándose y si el niño anda flojillo de peso y seguimos visitando al pediatra inepto, la lactancia puede verse herida de muerte
La parte "buena" de esta etapa es que el pecho se regula: ya no se nota tanto la subida de la leche, el pecho deja de gotear, los pezones ya no parecen plazas de toros, se recupera la talla "normal" (...sniff!!!!)...pero eso tiene un lado oscuro...y es que parece que todas hemos nacido con la fórmula en la cabeza de "niño que pide mucho + llora cuando mama + pecho flácido = se me ha acabado la leche misteriosamente como por efecto de una maldición gitana".

-Del tercer al sexto mes: las madres afortunadas/motivadas/bien informadas/bien asesoradas que hayan sobrevivido hasta ahora, verán que en comparación con lo que sucedía antes, la lactancia se vuelve una balsa de aceite. Rutina en las tomas, tomas de menos de 10 minutos, el bebé ya no llora tanto, tiene más mobilidad y es más fácil ponérselo al pecho en otras posturas, las noches se hacen más llevaderas...Si hemos llegado hasta aquí y el niño crece sano, ninguna abuela pro-biberón puede decirnos ya "¿seguro que tu leche es buena?", "¿no será que el niño se queda con hambre? ", "¿estás segura de que no merece la pena darle biberón?". Se empieza a disfrutar de la lactancia, casi no hay "peros".
Lamentablemente, a menudo la vuelta al trabajo viene a traer un nuevo quebradero de cabeza: tener que sacarse leche para tener reservas, y tener miedo de que la lactancia "muera" por empezar a trabajar.
No debejos dejar que el agobio por tener leche congelada nos arruine lo que queda de baja maternal, ni agobiarnos por que la lactancia se volatilice en cuanto empecemos a trabajar. Muy malas tienen que ser las condiciones de trabajo para no poder combinarlo con la lactancia.

-A partir del sexto mes: una madre campeona que haya llegado hasta aquí no tiene nada que temer salvo llegado el momento de que al angelito le salgan sus primeros dientes, y su creciente interés por el mundo exterior. Empiezan las "risas" al pecho: el niño que se despista y no está "a lo que hay que estar", gira la cabeza estirando del pezón, manosea la teta y "sintoniza" el otro pezón, en el caso de gemelos sincronizados en la toma, se molestan entre hermanos (uno tira del pelo, el otro le mete el dedo en el ojo, le "roba" su teta...) ...y los temibles mordiscos: lleva un tiempo enseñarles que los mordiscos no le hacen gracia a mamá.

-Cerca del año: idealmente los mordiscos se han controlado y pasan a ser leves y puntuales. La teta ha pasado, de forma progresiva y pacífica, de ser alimento principal a "postre especialmente elaborado por mamá" o "tentempié que sienta bien a todas horas" o "delicatessen de bebé privilegiado". Lo que resta tiempo a la madre no son las tomas de pecho...es tener que estar detrás un gateador explorador.. La ternura en las tomas se incrementa. El niño balbucea con el pezón en la boca, acaricia a su madre y al pecho, toquetea el pezón con el índice como si fuera lo más maravilloso del mundo, hace pedorretas en la teta (¡más cuanto más le guste a la madre!) y se queda holgazaneando en el pecho lo que su madre le deje porque...¡¡se está tan a gusto!!
La cara oscura de esta fase son las malas noches: un bebé acostumbrado a dormirse a la teta que sea de los que se despiertan mucho, pueden romper la armonía familiar. Es hora de plantearse medidas como el destete nocturno.

-Pasado el año y hasta que llegue el destete: la lactancia se mete en el armario. Las presiones externas vuelven a agudizarse porque la sociedad deja de ver normal que un niño que habla, anda y toma leche con colacao, siga mamando de su madre. Si el lactante es varón, se añaden elementos freudianos por parte de las mentes más sucias. Las peticiones de teta en situaciones sociales poco favorales pueden causar alguna situación incómoda. La madre tendrá que valorar la situación.

-Destete: el momento temido de toda madre lactante.
Si llega prematuramente, la madre se habrá visto privada de la luna de miel de la lactancia y puede tener sentimientos de culpa, arrepentimiento por "no haber hecho más", o rabia si la lactancia cesó debido a malos consejos médicos o problemas solucionables.
Siempre hay gente animosa dispuesta a ayudar con los consabidos mantras de "los niños criados a biberón crecen perfectamente sanos", "las leches artificiales de hoy en dia son tan buenas y seguras como la leche materna", pero aparte de ser afirmaciones que no se pueden sostener con datos científicos en la mano, no contemplan el aspecto psicológico de la lactancia para la mente materna.
Una lactancia robada puede suponer una frustración tan grande para una mujer como haber sufrido un aborto espontáneo o que le hayan "robado su parto". Es una fase bonita de la sexualidad femenina que si no ha podido vivir, puede acarrear un sentimiento de duelo y de pérdida que hay que superar y no subestimar.

Es una lástima que por un mal inicio de la lactancia en el hospital, malos consejos profesionales por parte de médicos con poca formación en temas de lactancia o problemas solucionables (grietas, pezón plano, frenillo corto...) una mujer tenga que dar el pecho menos tiempo del que a ella le hubiera gustado.

El destete natural es progresivo y suele darse de mutuo acuerdo entre una madre que poco a poco se ha ido haciendo a la idea de que su hijo "ya es mayor" y un niño que ya no necesita la "teti", ni nutricional ni emocionalmente. No siempre la ruptura es un acuerdo al 50%: a veces la madre dice "hasta aquí hemos llegado, ya está todo el pescado vendido", y a veces es el niño el que muestra falta de interés y le "hace la cobra" a su madre. Seguramente un niño no muy mayor ni se acuerde de todo este tema, pero a una madre le puede costar conformarse con los tiernos recuerdos del pasado.


RESUMIENDO: la lactancia puede empezar siendo una tormentosa relación de amor-odio, estilo Romeo y Julieta ("nos queremos pero no nos lo ponen fácil, lo nuestro es imposible")  para pasar a ser un consolidado matrimonio (conveniente, rutinario, con alguna crisis puntual pero basado en el cariño y comprensión mutuos) y acaba siendo una despedida al más puro estilo "Casablanca":  fue bonito mientras duró, seguiremos siendo amigos, siempre nos quedará París.
Es este caso "París" son esos recuerdos de ese cuerpecito abrazado estrechamente, con sus ojitos limpios, puros y tiernos mirándonos con gran amor como si fuéramos lo mas importante del mundo, viendo reflejada nuestra sonrisa en su pupila, con su suave mejilla en nuestro pecho calentito, mientras nos acariciamos mutuamente, sin preocupaciones, ni ansia, ni dolor.

¿Es o no es una lástima que haya mujeres que no puedan o no quieran llegar a vivir esto, por prejuicios culturales, excusas inventadas, mitos erróneos, malos consejos o poca motivación para superar un problema puntual?

¿Realmente afecta a la lactancia la reincorporación de la madre al trabajo remunerado?

Cuando la madre lactante ha de reincorporarse al trabajo remunerado, las principales dudas que se plantea son: "¿cuándo y dónde me sacaré la leche?" y "¿afectará a mi lactancia el hecho de no sacarme leche durante horas y horas?"
La primera pregunta la tendrá que responder ella misma en función de su horario y su lugar de trabajo.Normalmente se suele encontrar una solución factible.

La respuesta a la segunda pregunta depende de los meses que tenga su hijo:

-Si tiene menos de tres meses, seguramente la lactancia aun no está plenamente regulada. El trabajo interrumpirá la lactancia a demanda justo en el momento de máxima producción fisiológica de leche. Como lo normal es que la madre no pueda sacarse tanta leche como tomas haría su hijo en su ausencia, es de esperar que la producción de leche se reduzca tanto que pueda comprometer la lactancia materna exclusiva. Casi parece seguro que la lactancia tendrá que acabar por ser mixta (que a menudo acaba por convertirse rápidamente en artificial exclusiva). Incluso en horario extra-laboral la madre puede tener la duda de si su leche ahora es suficiente para su hijo. Conviene acudir a un asesor de lactancia que valore la situación para evitar que una madre asustada pase demasiado rápido y sin un buen motivo de la lactancia mixta a la artificial. De todas maneras, dificilmente una madre aguantará una jornada laboral completa sin extraerse leche por su propia comodidad (posibles ingurgitaciones).

-Si la madre se reincorpora entre los cuatro y los seis meses de edad de su hijo, la lactancia está plenamente regulada y la madre, con ese recorrido, puede pasar a ser considera como "lactante experimentada". No obstante, una reducción brusca en el número de tomas le bajará la producción de leche, así que lo ideal es que pudiera sacarse leche en el trabajo una o dos veces al día durante un mes o dos más, y compensar en  horario extra-laboral las tomas perdidas, ofreciendo mucho el pecho al niño. Los fines de semana y en vacaciones la lactancia seguirá siendo materna exclusiva para evitar bajones aún mayores en la producción. Si la separación del bebé no es muy larga, puede que con el volumen de leche que consiga extraerse no haya ni que recurrir a la lactancia mixta, pero aunque hubiera que darle al bebé algún biberón de leche artificial, la lactancia materna se puede mantener con facilidad en esas condiciones.

-Si la madre se reincorpora cumplidos los seis meses, cuando el bebé ya está en condiciones de iniciarse en la alimentación complementaria, la producción de leche ya se verá reducida de forma fisiológica. A estas alturas, la leche es dura de eliminar, hay que forzar mucho el destete para que la producción de leche de la madre desaparezca "así como así". Si la separación del bebé va a ser larga y la madre desea que se le den biberones de leche en su ausencia, lo ideal es que siga extrayéndose leche en el trabajo al menos una vez al dia. Pero como no siempre es posible, tampoco supondrá un gran problema porque realmente no es necesario, siempre y cuando la madre aguante cómodamente la jornada a nivel de pechos llenos.
Si el bebé no va a a necesitar tomar otra cosa que purés en ausencia de la madre, no hace falta extraerse leche, salvo para tener alguna reserva, y la madre podrá combinar lactancia y trabajo sin mucho quebranto.

Seguramente nada más llegar a casa, la madre esté deseando dar el pecho (porque el cuerpo se habrá adaptado rápidamente a que es por la tarde cuando se pone en marcha la producción de leche), y su/s hijo/s la reciban como un heroinómano cuando ve el camión de la metadona: esa escena es ideal como reencuentro madre e hijo después del trabjo y ayudará a calmar la ansiedadde las madres con tendencia a sentirse culpables por trabajar teniendo un hijo tan pequeño.

AHORA BIEN

Hay gente que se toma de manera demasiado taxativa los mensajes del estilo "la lactancia materna exclusiva ha de ser de seis meses y a partir de ahí, iniciar alimentación complementaria", de manera que puede dar la sensación de que, si se han cumplido seis meses de lactancia "ya se ha cumplido sobradamente" y es hora de quitar la teta. Además a partir de esa edad la presión social en contra de la lactancia aumenta exponencialmente ("¿pero todavía le das pecho????", "ahora lo que tiene es vicio", etc) y la madre se puede sentir presionada a destetar y empezar a comprar leche de continuación.

Pero recordemos que aunque el bebé haya iniciado la alimentación complementaria, el mantenimiento de la lactancia sigue siendo preferible y deseable, tanto por nutrición y salud del bebé (sigue necesitando aporte lácteo diario, y la mejor leche sigue siendo la de su madre!!!!!), como para su confort y seguridad (donde esté una madre que se quite la tetina), como por interés egoista de la madre dados los beneficios psicológicos y logísticos de la lactancia (si el niño enferma es probable que solo quiera "comer pecho", y sigue siendo un instrumento magnífico para tranquilizar y dormir rápidamente al bebé).
La OMS recomienda que la lactancia se conserve, junto con otros alimentos, hasta el primer año y que si no hay impedimentos, idealmente se mantenga hasta los dos años o más (ya a voluntad de la madre).

Así que llegados a este punto no hay problema en trabajar y mantener la lactancia.
Una madre que haya dado pecho hasta los seis meses ya es una lactante muy experimentada y ya tiene consciencia de si le conviene o no le conviene continuar. Yo simpre recomiendo que si la madre siente pena pensando en el destete, no destete, para evitar arrepentimientos futuros: es mejor seguir con la lactancia "extra-laboral" que cesar la lactancia del todo.


-Si la madre se reincorpora al trabajo cuando el niño está cercano a cumplir un año, o pasado el año de edad, poco hay que aconsejarle: es una lactante más que experta y sabrá de sobra que no es necesario sacarse leche ni hacer nada, que la lactancia se  mantiene perfectamente incluso sólo con dos o tres tomas al dia, y que no hay motivos de qué preocuparse por trabajar. Además la alimentación complementaria habrá pasado progresivamente a ser "alimentación principal", el niño está en edad de tomar lácteos fermentados e incluso leche de vaca entera sin problemas y la teta se habrá convertido en "esa delicatessen especial que tu mami te ofrece con todo su amor" aunque ya no sea imprescindible a nivel nutricional.

AHORA BIEN (II)

Alrededor de los 8-9 meses, y a veces antes si la madre se reincorpora al trabajo, el niño está en plena etapa de sentir ansiedad por separación, con brotes incrementados de despertares nocturnos, en los que si está acostumbrado a dormirse a la teta, querrá teta. La madre, que hasta ahora había aguantado pacientemente los despertares nocturnos porque notaba que el bebé "se despertaba para comer" y que no tenia que "rendir al máximo" al dia siguiente, empezará a encontrar insostenible la situación: necesita descansar bien para trabajar al dia siguiente y es irritante ser despertada tantas veces "solo para chupetear".
Si realmente la madre no lo lleva bien y empieza a estar de mal humor, muy cansada e incluso se rompe la  dinámica matrimonial y familiar, es hora de plantearse en firme el destete nocturno. Si el niño no está en edad de negociar y no quiere ni chupetes ni muñecos ni mariconadas por el estilo, el método que mejor suele funcionar es el "Plan Padre" (que el padre se encarge del niño y de dar eventualmente un biberón), para que la madre recupere la serenidad y presencia de ánimo y el niño se acostumbre a una nueva situación en la que no merece la pena despertarse mucho porque "se acabó la teti de noche". Pero claro...¡¡¡el padre tiene que implicarse y ser consciente de que ahora el cansado será él!!!
Cualquier método de destete nocturno que no consista en dejar al bebé abandonado a su suerte y llorando es igualmente válido: la familia tiene que sentarse a estudiar la situación y tomar la decisión más conciliadora. 

Pero pasados los seis-nueve meses el destete nocturno tampoco afecta a la lactancia diurna, y siempre es preferible, por ser menos traumático para todos los implicados, que el destete definitivo.
Recordemos la mítica frase del gran Carlos González, todo un referente para las madres lactantes trabajadoras: "la lactancia no es una delicada flor de invernadero sino una de las funciones más robustas del ser humano". Vamos, que la producción de leche no se acaba de golpe y porrazo así como así.


(No me olvido de una situación especial, aunque yo no la he vivido con mis hijos: a veces el bebé se niega a comer durante el día si no está con su madre). No la considero propiamente una huelga de lactancia, pero la suelen clasificar como tal)

23 de enero de 2014

Lactancia y vuelta al trabajo (generalidades)

Sacrificar una lactancia que por lo demás funcionaba bien sólo porque la madre tiene que reincoporarse a su trabajo remunerado es una auténtica lástima y en la mayoría de casos, no es necesario.

Circula un mal consejo por ahí que es recomendar a las madres "trabajadoras" que desteten antes de empezar a trabajar. Teniendo en cuenta que un destete no sucede de la noche a la mañana eso puede suponer una pifia o una reducción muy sustanciosa en el tiempo en el que la madre dará de mamar, tanto que incluso si la baja maternal va a ser muy corta casi ni merezca la pena dar la leche de inicio (digo "casi" porque claro que es mejor dar quince días de leche materna que nada, pero eso lo tiene que decidir la madre que tiene que dejar que le suba la leche, que después se le quite...un follón).

Separarse de un bebé para tener que irse a ganar las habichuelas y "aguantar al gilipollas de su jefe" ya es bastante duro para una mujer como para encima pedirla que destete a su hijo cuando estaban disfrutando de la lactancia, así que mi consejo personal es no destetar al bebé antes de ponerse a trabajar de nuevo, e intentar hacer el esfuerzo de combinar lactancia y trabajo. Psicológicamente, la vuelta al trabajo será menos dura, la lactancia proseguirá normalmente en horas extra-laborales y si las condiciones laborales mínimamente acompañan, no supondrá un esfuerzo titánico para la madre.

AHORA BIEN

Una madre lactante que se reincorpore al trabajo tendrá más o menos dificultades en función de una serie de factores que ella no siempre puede controlar:

a)El tipo de trabajo (hay trabajos que no permiten la menor "ausencia", como por ejemplo muchos que son de cara al público)
b)El tipo de jornada (partida, con hora de comida entremedias que se pueda aprovechar para otros menesteres, o continua)
c)Las facilidades para encontrar tiempo y lugar de extraerse leche (mejor tener una hora o sitio fija, a estar a expensas de cuándo y dónde va a poder ser)
d)Los meses que tenga el bebé (que determinarán el volumen de leche materna que haya que extraer cada día)
e)Si en su ausencia el bebé está en una escuela infantil o a cargo de otra persona (no en todas las guarderías dan facilidades o confianza suficiente como para dar biberones de leche materna).


Sí, ya sé que con la ley en la mano la madre puede exigir que su trabajo se adapte a su condición de madre lactante, puesto que los intereses de la empresa están supeditados al interés del menor. Pero no estamos en el país de los unicornios que comen piruletas bajo nubes de color rosa y al final es la madre la que se suele adaptar "voluntariamente" a las necesidades de la empresa, sacrificando si es preciso sus intereses y los de su hijo.
En los trabajos que no son de cara al público, y sobre todo "los de oficina", es factible que la madre pueda dedicar unos minutillos de su jornada a sacarse leche, incluso varias veces al día, sin que su ausencia se note mucho más que una ausencia para lavarse los dientes o hacer aguas mayores (y ya no digamos tomarse un cafetillo de la máquina o antiguamente, "echarse un piti"). También puede comer más rápido y aprovechar el tiempo restante para sacarse leche.
Si este va a ser el feliz caso, y de veras la madre quiere sacarse leche durante una temporada, a la madre le conviene contar con un sacaleches eléctrico y doble, que es más rápido (ya hablaré con más detalle de estos artilugios, así como de las salas de lactancia en el trabajo).

Si el trabajo es de cara al público, en el cual la madre no puede ausentarse "así como así" a unas horas predefinidas, o tiene cualquier otro tipo de trabajo que requiere presencia "constante", la madre no podrá sacarse leche varias veces al día, y como mucho podrá aprovechar la hora de la comida o la media hora del desayuno, si es que tiene la suerte de contar con un tiempo libre que realmente se respete.

El grado de peripecias que una madre es capaz de aguantar para sacarse leche depende de cada mujer: hay gente que se saca leche en el retrete, en el coche...y lo lleva bien, pero ni qué decir tiene que si la situación no es cómoda se sufre un desgaste psicológico que puede acabar con el fin de la experiencia extractora e incluso con el destete. 

Lo ideal si se quiere proseguir con la lactancia materna cuando la madre se reincorpore al trabajo es que el bebé tenga al menos seis meses, porque eso permite la introducción de alimentación complementaria y por tanto, la reducción del volumen de leche materna que es preciso extraer.
Por ejemplo, un bebé de dos meses que vaya a estar alejado de su madre 6 horas necesitará al menos dos o tres tomas, y eso requiere que la madre se saque, para ir sobrada, más de un cuarto de litro de leche al dia, y eso requiere una o dos sesiones espléndidas de extraccion al dia, y no siempre es factible.

Si no es factible, la madre tendrá que ceder, con más o menos dolor en su corazón, y pasarse a la lactancia mixta, en la cual el bebé reciba algún biberón de leche artificial para hacerlo todo más fácil, y leche materna cuando haya suficiente. Eso es mejor que nada y desde luego es mejor que un destete definitivo, porque es triste tener que cesar del todo la lactancia cuando por la mañana, la tarde y la noche la madre sigue estando disponible, y los fines de semana y las vacaciones también se puede seguir con la leche materna. Así que se puede optar por una lactancia artificial o mixta en horario laboral y exclusiva materna el resto del tiempo. Esta es la opción que recomiendo yo para bebés muy pequeños que se quedan a cargo de otros, cuando a la madre se le rompe el alma pensar en sacrificar su lactancia.

En cambio un bebé de siete meses que pase 8 horas en la escuela infantil no requiere de extracción de leche materna salvo que la madre se obstine, porque el desayuno puede consistir en una papilla de cereales preparada con agua, caldo o leche artificial, y la comida y merienda consistirá en el pure que convenga, sin requerir la participacion de ningun otro lácteo. La madre simplemente tendrá que asegurarse de que su hijo recibe un número de tomas adecuado de leche materna que garantice su nutrición adecuada en horario extra-laboral (por ejemplo, teti nada mas levantarse, al llegar a casa a media tarde, y después, antes de la cena y antes de irse a dormir: eso es más que suficiente leche para un bebé!!!). Sólo si el bebé es muy tragón y requiere biberones extras entre comidas, y la madre no desea de ningún modo que sean de leche artificial, obligará a que la madre tenga que llevar leche propia a la guardería.

(Ese fue el caso de mis hijos: venga a sacarme reservas antes de volver al trabajo, venga a sacarme leche como una loca en el trabajo, para que después no tomasen ni un biberón a lo largo del dia y yo me viera con el congelador a rebosar de bolsas de leche que no "servían para nada" salvo para gastarlas en mis ausencias más largas un poco a lo tonto...)

AHORA BIEN (II)

La necesidad de sacarse leche en el trabajo no es sólo un tema de que un bebé requiera leche porque tiene que tomar su ración de lácteos diaria: también es una cuestión de salud para la madre que, tras muchas horas sin dar de mamar, puede tener auténticos problemas mamarios por la acumulación de leche.

Pasar de repente de dar lactancia a demanda a estar 8 horas sin dar de mamar es el camino más directo a tener una bonita ingurgitación (mamas hinchadísimas, casi deformadas, llenas de bultos, dolorosas) y por tanto arriesgarse a sufrir mastitis (cuando la acumulación de leche deriva en infección). De hecho algunas mujeres ni siquiera necesitan tantas horas para encontrarse "a rebosar"...les basta con 4 o 5 horas sin lactar.
Eso sin contar con que si el pecho está muy lleno vuelve el riesgo de tener goteos, porque el cerebro es muy tricionero y cuando piensa en los niños, zasca: rodalón en la ropa, y tampoco es cuestión de volver a usar protectores de sujetador.

Así que ya solamente pensando en el beneficio de la madre y su comodidad para que el sujetador le aguante la jornada, conviene pensar en sacarse leche en algún momento del día, aunque sea poca y solamente para deshincharnos y la leche acabe en la basura... (aunque ya que nos ponemos, siempre mejor guardarla para el bebé, ¿verdad?).

El tema de las extracciones de leche en el trabajo da para muchas entradas, largas y tendidas; dadme un poco de cancha...;)

22 de enero de 2014

"Si puedes, dale de mamar"...Córcholis, lo "normal" es "poder"...

Prueba de agudeza visual:

Encuentre en menos de 30 segundos un mensaje "subliminal" negativo que ayuda paradógicamente poco a la promoción de la lactancia materna:

Sí, se que soy muy susceptible, pero es porque soy muy consciente del poder de las palabras escogidas, de la manera en que se formulan las frases, y de las imágenes que se escogen para ilustrarlas.
Me chirría mogollón ese "si puedes, dale de mamar". Vamos a hacer recuento de casos "comunes" en los que una mujer no puede dar de mamar:
-ser portadora del VIH
-tener cáncer y requerir tratamiento quimio o radioterápico
-tener un trastorno mental grave que requiera tratamiento crónico con antipsicóticos o ciertos medicamentos muy concretos
-haberse sometido a una cirugía de reducción mamaria
-padecer hipopituitarismo u otra circunstancia que afecte seriamente la producción de leche
-estar obligada a TRABAJAR por imperiosas necesidades económicas sin poder disfrutar de la baja maternal, con un trabajo que no permita ni siquiera extraerse la leche y ausentándose del hogar muchas horas diarias

(Obsérvese de que de toda esa lista de supuestos, en los tres primeros se puede físicamente dar de mamar pero se aconseja el abandono temporal o definitivo de la lactancia por el riesgo que conlleva para el lactante).

Como vemos, muchos de esos casos "comunes" son en realidad poco frecuentes; la limitación más común a la lactancia es la necesidad de trabajar inmediatamente después del parto. Descontando ese supuesto y quedándonos sólo con la vertiente "física" del asunto, se podría afirmar sin equivocarse mucho que más del 95% de las mujeres pueden dar de mamar, si quieren, saben y cuentan con apoyo legislativo, laboral  y social.
Así que eso de "si puedes, dale de mamar" se podría sustituir, en justicia, por un merecido "no suspendas la lactancia materna si no es por extrema necesidad", que encierra los mensajes que en todo cartel de promoción de la lactancia materna se desea inculcar: que la situación estándar, preferible, deseable y normal es que un recién nacido esté recibiendo leche materna y que sólo bajo prescripción médica especializada en contadas circunstancias o imperiosa necesidad de la madre de alejarse del recién nacido (para trabajar o lo que se requiera) está indicado el cese absoluto de la lactancia materna.

Sé que es apretar mucho la tuerca pero es que, insisto, el lenguaje que utilizamos nos marca más de lo parece...

Carteles de promoción de la lactancia materna: tendrían que esmerarse más


Las personas escépticas sobre si realmente hay diferencias de salud entre niños alimentados con leche materna y niños alimentados con leche de fórmula sólo tienen que fijarse en el dinero que se gastan las autoridades sanitarias en fomentar el hábito de la lactancia. Si se gastan el dinero, es que algo hay detrás. Si diera lo mismo una cosa que otra, anda que iban a gastar un duro en promocionar el asunto...

Una vez recordada esa perogrullada, quiero comentar que no se quién diseña los carteles de fomento de la lactancia materna en las consultas de obstetricia y pediatría, pero más de uno merece que le muelan a palos.
Más que fomentar la lactancia materna parece que aspiren a lo contrario: a que la gente se aburra o huya de ellos.

La mayoría de carteles promocionales de lactancia materna me parecen:

-Equivocados en su estrategia: hablan de beneficios de la lactancia materna, en vez de hablar de los riesgos de la leche de fórmula. PERO NO HAY HUEVOS DE HACERLO DE OTRA MANERA, porque se necesita el dinero de las farmacéuticas y fabricantes para esponsorizar congresos, etc.
-Antiestéticos y con una imagen anticuada, como de cartel de ambulatorio de los años 70.
-Incómodos de leer, con demasiado texto...¡¡o demasiado poco!!
-No resuelven eficazmente falsos mitos y creencias.
-No ahuyentan los temores de las futuras madres, principalmente...¡¡que dar el pecho pueda doler!!, o que dar el pecho implica estar tooooooooooooooodo el día con la teta fuera.
-Dan una imagen irreal de lo que realmente es una toma de pecho, normalmente por idealización o exceso de cursilería.

Para muestra un botón, con un cartel que acumula buen número de fallos en su contenido y diseño:


¡¡Parece el cartel de una campaña de detección precoz de la presbicia!! No se lee un pimiento. Pero mejor así porque el texto es el típico sermón sobre las ventajas de la leche materna frente a la artificial, y es un rollo macabeo de cuidado.

Otros ejemplos ilustrativos de lo que no debería ser un cartel de promoción de la lactancia materna, en este caso por idealización excesiva, preciosismo de la imagen, búsqueda de un ambiente excesivamente bucólico y cercano al misticismo:


Ni la mayoría de madres lactantes parecemos salidas de "Como agua para chocolate", ni estamos por casa vestidas con blondas y gasas, ni solemos tener en casa mecedoras de principios de siglo, ni solemos tener a los churumbeles en bolas y sin pañal.


Personalmente, no abusaría del protagonismo absoluto del bebé, porque hay madres a las que no les gusta verse relegadas al papel de "biberón de carne y hueso", sin que se les vea ni la cabeza (véase también la primera imagen que he colgado). Es como cuando en la imagen de un parto no se ve casi nada de la madre...como si el parto fuese un procedimiento totalmente pasivo. Ni una madre lactante ni una parturienta somos cachos de carne: nuestro rostro es importante.


¿Y este otro tipo de imágenes?
 
Demasiada piel: haaaalaaaaa, la madre en pelota picada. Da frio sólo de verlo. ¿A qué temperatura tenemos que poner la calefacción en casa para estar así? La mayoría de madres solemos ir vestidas y damos el pecho bastante cubiertas, sobretodo en público...Además, es contraproducente erotizar en exceso el acto del amamantamiento...Así que menos modelos y más madres "imperfectas" en situaciones cotidianas, vestidas con ropa "normal".

Más arquetipos:

Simpatizo pero al tiempo me repele el exceso de hippismo: que parezca que las que damos pecho somos unas progre-culturetas que vivimos en Lavapiés en un ambiente multicultural de buen rollito, llevamos ponchos arcoirisados y usamos portabebés de algodón ecológico, espanta al sector "conservador" de la sociedad y hace que persistan algunos de los prejuicios en torno a la lactancia materna: que es cosa de hippies trasnochadas, ortodoxas de la crianza natural o inmigrantes recién llegadas de la selva que siguen a medio civilizar. Las votantes del PP que prefieren la muerte antes que llevar un fular o no quieren que nadie las vea con media teta fuera también tienen derecho a que se las incluya en los carteles de promoción de la lactancia materna.


Acerca de las situaciones "llamativas" (lactancias en tándem, lactancia a gemelos, lactancia durante el embarazo, lactancia "muy" prolongada, imágenes de postparto inmediato, posturas estrambóticas...): transmiten la idea de que quien quiere, puede, pero se trata de convencer a las madres asustadizas y ayudar a las mujeres "promedio" que sólo tienen que amamantar a un bebé "por vez", en el día a día, cuando la baja maternal y el paritorio quedan ya muy lejanos. Todo eso sin asustar a las suegras ni a lo que yo llamo "sector lactante conservador" (véase "exceso de hippismo" en el punto anterior).




Otra pega: cuesta encontrar carteles en los que aparezca la figura del padre o familiares cercanos: como la falta de apoyo social y familiar es una de las lacras que contribuyen al abandono prematuro de la lactancia materna, hay que dirigir también el mensaje al entorno de la madre, y no solamente a ella como si en ella recayera toda la responsabilidad del mundo.Con los niños mayores no hay problemas, porque ellos lo ven natural todo, pero hay que trabajar para que familiares y sociedad comprendan la lactancia materna y respalden a las madres.


Este otro cartel tampoco me ha gustado, por catastrofista y exagerado:


¿Tengo que entender que dar el pecho es bueno por si me pilla el huracán Katrina II y así me libro de depender de la leche artificial, a diferencia del resto de madres que verán morir a sus bebés en medio de terribles sufrimientos? ¿Y por qué narices se idealiza tanto el tema de las inmunoglobulinas, como si fuese la única cosa buena o que marca la diferencia de la leche materna? Y la leche de la madre no siempre es segura: hay circunstancias (ser portadora del VIH, estar sometida a quimioterapia, tomar antipsicóticos, pasearse por Chernóbil) que hacen aconsejable suspender la lactancia...
Así que mejor no recurrir al argumento del miedo.
La lactancia materna claro que salva vidas en países en desarrollo. Y evita muchos problemas en países en desarrollo: ayer mismo me indigné cuando en un programa televisimo de estos de caridad, una familia estaba desesperada porque no tenía dinero....para comprar leche artificial para su hijo de 3 meses, hasta el punto de que los padres podían pasarse días sin comer para dedicar hasta el último céntimo a comprar leche de fórmula.¡¡Cuántos sufrimientos se estaría ahorrando esa familia si la madre estuviera amamantando con normalidad!! Seguro que tuvo que abandonar la lactancia debido a alguno de los motivos peregrinos tan frecuentes en nuestra socidad.

Puestos a ser quisquillosos, hay carteles que parecen aunar buen diseño y mejor mensaje, pero también les pongo pegas: 

A este cartel le encuentro cercano a la perfección, salvo que llama la atención:

a) que el niño esté muy tostado (????)
b) al hincapié en la buena alimentación. Sé que es fundamental, perooo....una madre lactante tiene un hambre tan atroz que se comería las pizzas familiares de cuatro en cuatro, así que es impopular que se lo impidan!!
c) que dan por inevitable que vayas a necesitar ayuda para aprender a dar el pecho (afortunadamente no siempre es dificil) o que el bebé necesite aprender: en condiciones normales vienen con ese software instalao.
d) la mayoría de madres que no piden ayuda no lo hacen por miedo...salvo miedo a caer en manos de unas "talibanas de la teta"!!!.  Es más bien por ignorancia de a quién recurrir, o premura en la necesidad de una solución a su problema...¡con lo cerquita que está la farmacia para comprar una leche de fórmula! (los biberones ya se tienen porque SIEMPRE te los regala alguien).
d) "trata de amamantarlo en la primera hora de vida"...¡¡¡ni que eso dependiera de las pobres madres!!! Eso en todo caso dependerá de los profesionales que atienden el parto, que no siempre aplican protocolos actualizados, respetuosos, o ponen mucho interés en el tema. ¿Y por qué siguen sin existir instalaciones adecuadas para que madre e hijo puedan cohabitar en la reanimación de una cesárea?

Así que las madres pueden hacer mucho, pero buena parte de la responsabilidad en el éxito de la lactancia es ajena a la responsabilidad de la madre.


(Ya me ha quedado el post muy largo y como siempre hay material para más...¡continuará!)

16 de enero de 2014

10 errores que pueden hacer fracasar tu lactancia el primer mes (y III)

(Viene de una entrada anterior)

7)No tener paciencia con los prematuros y los bebés con bajo peso
Un bebé viene de que se lo den todo hecho al comer a tener que esforzarse por meterse leche en el estómago. Y no todos los bebes succionan de la misma manera o con la misma fuerza. Un bebé pequeño, debilitado, despistado o de natural vago, puede succionar débilmente. La presencia o combinación de factores como boca pequeña, frenillo corto, vagancia, debilidad, aturdimiento, inexperiencia de la madre para colocárselo en el pecho, pezón no demasiado salido..., puede conllevar a que el niño no abarque bien la areola, no succione con suficiente fuerza o se duerma enseguida al pecho antes de vaciarlo.
El éxito de la lactancia depende en estos casos muchas veces de los conocimientos de lactancia que tengan los profesionales de la salud que nos atienden, que son los que tienen que aplicar protocolos respetuosos con la lactancia materna, diagnosticar anquiloglosia y mejorar la técnica de lactancia.
Parece una tontería pero mucha gente que se queja de tomas eternas en las que el niño no acaba de vaciar el pecho no "despierta" al bebé durante la toma para que vaya espabilando, apretándoles el pie o la manita cuando les da el sopor. Y tampoco despierta a los bebés letárgicos por la noche para que mamen. Eso puede tener consecuencias en la ganacia de peso y desde luego en la producción de leche de la madre.

A veces la madre propone, pero el bebé dispone. Cuando las condiciones del bebé no fomentan la lactancia materna tenemos que tener un plus de paciencia y esmerarnos en la técnica de lactancia.

8)Obsesionarse con la báscula
Los pediatras de la nueva escuela utilizan ya la tabla de percentiles actualizada para los niños alimentados con lactancia materna, son flexibles en la interpretación de las gráficas y tienen en cuenta los posibles brotes de crecimiento del bebé, que pueden estar detrás de "retrasos" o "parones" en la ganancia de peso de los bebés.
Lamentablemente aún quedan muchos pediatras de la vieja escuela que quieren que el bebé engorde como un ternero. Además, se siguen enviando mensajes sutiles a las nuevas madres que fomentan la persistencia de la obsesión por el peso del bebé, y empiezan las peregrinaciones semanales e incluso diarias (!!!) a la báscula de la farmacia en busca de cualquier cambio de dígito. El peso es una fuente importante de estrés y una madre mal aconsejada con un bebé que no engorde lo suficiente tiene muchos puntos de ver su lactancia fracasar.

Cuando un bebé no gana suficientemente peso hay que revisar si está atravesando o próximo a atravesar un  brote de crecimiento, si tiene otro problema físico (anquiloglosia, alergias, intolerancias, infecciones de orina...) o si hay algún problema en la técnica de lactancia (¿duerme demasiado por la noche y no se le despierta para las tomas? ¿succión débil?). Como no todos los pediatras están muy avezados en estas cuestiones conviene consultar paralelamente con un asesor de lactancia cualificado, que haga también un seguimiento del peso del niño, para evitar caer en el lamentable error de "el niño no ganaba suficiente peso, así que el médico nos dijo que le diéramos biberón".
Si la pérdida de peso es realmente alarmante y sostenida, el paso a seguir es suplementar con leche materna extra o leche artificial, pero destetar a bote pronto como recomiendan muchos pediatras incompetentes no está justificado porque el problema, claramente, no está en la leche materna, que a misma volumen tiene más grasa y similares calorías que la leche artificial.

9) Ceder a presiones externas desinformadas
De la misma manera que uno no pide asesoramiento jurídico a un frutero sino a un abogado, y confía más en la opinión de un mecánico que de un dentista cuando de lo que se trata es de solucionar un problema en el motor del coche, hay que seleccionar con cuidado las fuentes en las que buscamos información sobre temas relacionados con la lactancia.
Las páginas de los organismos sanitarios (OMS, Asociación Española de Pediatría) y grandes grupos de apoyo a la lactancia (La Liga de la Leche, Alba Lactancia...) contienen información actualizada, extraída de fuentes fiables y estudios médicos basados en  la evidencia científica.

La "cultura popular", las habladurías de pueblo, las leyendas de la abuela, el "amimefuncionismo", las historietas truculentas y el "pues a una amiga le pasó...", "pues a una compañera de trabajo...", "pues a mi madre le dijeron..." no son fuentes fiables de información (en este blog hay mucho de "amimefuncionismo", pero verás que lo que expongo complementa pero no contradice a los organismos oficiales!!).

Dado quee venimos de décadas de supremacía absoluta de la crianza con biberón, la cultura de la leche se ha perdido y la mayor parte de la información que se traspasa entre familiares y conocidos no constituye una buena base para desarrollar una lactancia exitosa. Por desgracia, buena parte de los comentarios que una madre lactante tiene que oir por parte de legos en la materia son cosas como:

"Qué suerte tienes, mi leche es que no era buena"
"Mi hijo es que nació muy grande y el médico me dijo que no tendría leche suficiente"
"Tengo poca talla de pecho, no creo que pueda dar de mamar"
"Con gemelos dar el pecho es imposible"
"Todo iba bien pero a los tres meses se me acabó la leche"
"Es que tuve mastitis y ya tuve que dejar la lactancia"
"Yo hubiera continuado, pero tuve que tomar antibióticos y tuve que dejar la lactancia"
"Con más de seis meses el niño sólo mama por vicio, porque la leche es agua"
"Dar el pecho produce caries en la madre y osteoporosis"
"Tuve que destetar a mi hijo porque quería quedarme embarazada de nuevo"

...que lo único que hacen es cansar, desmotivar y despistar y contribuyen a perdurar falsos mitos y creencias erróneas acerca de la lactancia, como que las lactancias exitosas dependen de la suerte de cada una (tener mucho pecho, mucha producción y buena leche) y no de su paciencia y constancia o de haberse puesto en manos de buenos profesionales de la salud, o que la lactancia es incompatible con cualquier medicación, o que no supone un beneficio para la madre o el bebé dar el pecho de forma "prolongada" (¿más de seis meses?).

Si entre tus familiares y amigas no cuentas con un nutrido grupo de madres experimentadas que hayan tenido lactancias exitosas, te recomiendo que ignores sus comentarios o que los consideres de forma crítica.
Lo mismo con los comentarios y opiniones vertidas en foros "femeninos" muy multitudinarios pero poco especializados y con usuarias poco "versadas" en el tema.
Tendrás mejor información y apoyo en grupos de madres lactantes, en las que al menos la experiencia ayuda, o en talleres de lactancia dirigidos por un profesional cualificado con formación como asesor de lactancia.


10)No acudir a tiempo a un asesor de lactancia
Poco hay que decir sobre esto. De las cosas más importantes que hay que hacer durante los nueve meses de embarazo es apuntarse el teléfono del grupo de apoyo a la lactancia más próximo a nuestro domicilio y el nombre de la matrona, pediatra o enfermera de nuestra zona que lleva "las consultas de lactancia".
En España podemos encontrar dicha información por internet (en la página de la Liga de la Leche, Multilacta, Alba Lactancia, y mil y una asociación más), así como en los carteles de las consultas de obstetricia y pediatría. Hoy en día raro es el pueblo que no disponga, al menos en alguna localidad de la comarca, de sesiones semanales o mensuales de un grupo de apoyo a la lactancia, sin contar con las consultas telefónicas y las propias consultas médicas.
Por cierto, que tales talleres no sólo sirven de ayuda a madres con hijos recién nacidos, sino que también se puede acudir con niños más mayores o en caso de estar embarazada y estar hecha un mar de dudas o prever que podemos tener dificultades (embarazo múltiple, pezones invertidos, problemas de tiroides...).
Cuando no podemos superar con nuestros propios conocimientos y medios un "bache" en la lactancia en cuestión de un par de días, es mejor consultar una solución a un experto.
Y realmente muy extraño debe ser nuestro problema de lactancia si después de seguir los consejos de un asesor el problema no se soluciona y podemos seguir dando el pecho felizmente.

13 de enero de 2014

El cojín de lactancia (gemelar): hazte uno tú misma

Del ajuar "necesario" para criar un bebé hay algunas cosas no imprescindibles pero útiles, aunque durante tan breve tiempo, que para el poco uso que le va a dar merece la pena comprarlo de segunda mano, heredarlo, pedirlo prestado o hacérselo uno mismo. Es el caso del cojín de lactancia. En el caso de las madres únicas, yo casi diría que se puede vivir sin él, aunque eso impide organizar de Lactation Workstation. A no ser que se tenga plena seguridad de que se van a tener más hijos y que a todos se les dará pecho a demanda yo creo que no merece la pena gastarse mucho dinero en uno (y las empresas se APROVECHAN de las pobres madres y cobran precios totalmente abusivos por una p*** almohada que para colmo en muchos casos es incómoda).

Pero una madre múltiple que quiera dar el pecho DEBE hacerse con un cojín de lactancia especial para múltiples, porque sostener dos churumbeles con los brazos es incómodo y conviene simultanear las tomas por practicidad. Cualquier cojín de lactancia acaba resultando engorroso y aparatoso, cuanto más grande peor, da calor y de tanto llevarlo a cuestas acabas queriendo quemarlo o tirarlo por la ventana. En cuantito el tamaño de tus hijos lo permite dejas de usarlo y te buscas alternativas. Eso suele ocurrir al mes y medio o dos meses de empezar a usarlo. Por eso tampoco merece la pena gastarse mucho dinero en él, así que recomiendo pedirlo como regalo o comprarlo de segunda mano sin ningun prejuicio: puede lavarse.

El mejor cojín de lactancia para múltiples considero que es el famoso cojín "más o menos cuadrado" para ponerte a los niños en posición de rugby y tener las manos libres. Por ejemplo uno de este estilo:
No es el artilugio más sofisticado creado por el hombre así que cualquier modificación de este tipo de almohada es igualmente válido. Si eres manitas o hacendosa o conoces alguna costurera, puedes hacértelo tú misma con estas instrucciones que te facilito (no es que haya unas medidas universales, pero estas son las medidas adaptadas de un cojín comercial):


El relleno puede ser de bolitas o espuma o relleno "de peluche" (de venta en buenas tapicerías). Se puede aprovechar el relleno de cojines o almohadas viejas. La tela debe ser resistente y sufrida, mejor si es estampada y que disimule los inevitables rodalones de leche que se formarán.
El mío era de tela de loneta con un velcro lateral para poder meter el relleno, que era de trozos de espuma de origenes diversos. La idea era aprovechar material viejo y no gastarme un duro. Y en efecto: salió gratis pero no podía ser más cutre: se descosía por las esquinas, se le despegaba el velcro, se le salía la espuma, no era del todo simétrico y no era suficientmenete liso y ni blando, pero hizo su servicio. Pero cuando yo empecé a coserlo estaba embarazada de mellizos y era totalmente pesimista sobre mis posibilidades de darles el pecho mucho tiempo, así que me negué a comprarme uno. Si llego a saber que la lactancia con mellizos es "tan factible" (vamos, tan factible como con hijos únicos), me hubiera comprado uno mejor, porque ahora el mío no se puede regalar ni vender.

Lo ideal es que el cojín tenga una funda separada que se pueda lavar fácilmente, pero es más difícil de coser. Una solución para salir del paso es utilizar como protección una funda de almohada de matrimonio (de 150 cm) que se pueda retirar y lavar: no queda ajustada como un guante porque se arrugará en los cantos, pero hará el servicio y la podrás lavar cuantas veces desees.

Los cojines comerciales incorporan otras sofisticaciones,como bolsillos laterales, sujeciones para que no mueva (¿y si tienes que quitártelo de encima rápido porque llaman a la puerta?) o un pudoroso cobertor frontal para ponertelo al cuello (!!!!!!) cuando hay visitas y que no te puedan ver las tetas...¡¡ni los niños!!


En mi opinión no sirve de mucho porque en una Lactation Workstation caben más cosas que en un bolsillo y porque dar el pecho simultáneamente a mellizos sin que se vea ni pizca de carne materna es complicado, y la solución no pasa por tapar del todo a los niños.


¡¡Y atentos porque el cojín de lactancia también sirve para el madre o el padre que quiera dar biberones simultáneos!!

Aprovechar el cojín de lactancia (en este caso los modelos "de rulo") para dormir o como apoyo para la espalda está bien si deseas amortizar el que tienes, porque esas comodidades las puedes conseguir con buenas almohadas "normales".


Hay que tener claro que no hay cojín de lactancia perfecto y que para colmo de engorro cuando los niños son recién nacidos su tamaño ni siquiera permite en muchos casos colocarlos a la teta sobre el cojín sin más, si no que hay que doblar el cojín, añadir más almohadones o poner mantas dobladas bajo su cabeza para que lleguen a la altura óptima o estén cómodos, y así puedas dejarles mamando mientras tú tienes las dos manos libres, que es en esencia lo que se busca con el dichoso cojín.

Cuando sales de visita a otra casa puede ser interesante llevarse el cojín de lactancia e incluso tener uno permanentemente allí, aunque para casos puntuales el ingenio y algún abrigo/mantita/arrullo/almohadón es suficiente para conseguir poner dos gemelos a la teta.

Pero sí, hay que respirar hondo y prepararse para estar unas 12 horas diarias pegada a semejante engendro y disponer al retortero de copiosas mantas y almohadones secundarios destinados a mejorar la acomodación de los bebes o de tu cuello y espalda. Al final todo pasa y sigo conservando por si a alguien que conozca le pudiera interesar.

En futuras entradas hablaré de:

  • Cómo afrontar la situación sin querer quemar el cojín de lactancia, pasarse al biberón o asesinar a alguien.
  • Cómo y cuándo usar el cojín cuadrado de lactancia y cuándo pasarse a usar otro tipo de cojines o métodos para facilitar la lactancia simultánea.
  • Conocer mi comparativa sobre los distintos tipos de cojines de lactancia que existen en el mercado.
  • Qué pasa con el cojín de lactancia en las tomas nocturnas.
  • Otros artilugios relacionados con la lactancia en los que no vale la pena gastarse el dinero.
  • La "posicion de rugby" y otras posiciones para dar de mamar a gemelos.
  • La posibilidad (e importancia) de simultanear las tomas de leche en los casos de hijos múltiples.

Sobre cómo sacarle el máximo provecho al tiempo que te pasas pegada al cojín de lactancia amamantando a tus mellizos (o tu churumbel único) ya hablé aquí.

10 de enero de 2014

10 errores que pueden hacer fracasar tu lactancia el primer mes (II)

(Viene de una entrada anterior)

4)Uso del sacaleches incorrecto
Muchas madres voluntariosas que se están enforzando por estimularse para tener más leche o tienen que extraérsela porque su bebé está ingresado comentan: "Me estaba dos horas sacándome leche, pero no era suficiente", "Hasta que no me saqué 100 ml, no paré", "Me dio tiempo a ver tres películas hasta llenar el bote".
Su paciencia es admirable pero quien las oiga no puede hacer más que quedarse horrorizado.
Lamentablemente, un sacaleches no se usa así y si continúan de esa manera, no van a estimular la producción de leche en condiciones.
Tanto si se desea extraer leche para tenerla guardada o poder suplementar con ella, como si se quiere estimular el pecho para producir más (porque el niño está ingresado o ausente, de lo contrario siempre es mejor estimularse con el propio niño), en cuestión de sacaleches, menos es más.

La estimulación con el sacaleches consta de 5 minutos de masaje en el pecho (normalmente técnica de Marmet) y 10-15 minutos de extracción efectiva por cada pecho. Transcurrido ese tiempo, cambio de pecho y volver a empezar. Tiempo total de extracción de leche de los dos pechos incluyendo masaje: 40 minutos.
Si se obvia el masaje y se utiliza un sacaleches doble la cosa se pone en unos diez minutos.
Alargar la extracción es contraproducente, no se va a extraer más y podemos caer en situaciones peligrosas: desmotivación, sentimientos negativos hacia el acto de la extracción, odio al sacaleches, irritación de los pezones, aparición de grietas...
Es mejor hacer ciclos cortos de extracción, de 10-15 minutos por pecho, que sacarse leche solo una vez al día y estarse dos horas intentar exprimir hasta la última gotilla.
Si el bebe no está junto a la madre, las extracciones se realizarán cada dos o tres horas idealmente, tanto de dia como de noche, a imitación de lo que haría un bebé real (8-12 extracciones al día). De noche se puede suprimir una de las extracciones para poder descansar más de 3 horas seguidas.

Si estamos dando al pecho al bebé y queremos sacarnos leche para estimularnos aún más o tener reservas, no podemos esperar sacarnos mucho volumen. Podremos aprovechar para extraer leche del pecho libre durante una toma o hacer una extracción extra entre toma y toma del bebé.

Pero repito: el procedimiento adecuado para estimularse con el sacaleches es aumentar el número de extracciones, de unos 15-20 minutos por pecho incluyendo el tiempo de masaje (ahorraremos tiempo con un sacaleches doble), no estarse horas y horas conectadas a la máquina.
Una extracción con un sacaleches sencillo da para hojear una revista, no para ver una película.

5)Pensar que no tenemos leche porque no sacamos nada (o casi nada) con un extractor
Despreciar la cantidad de leche que se extrae con un extractor por escasa y asumir que esa es la cantidad de leche producida realmente por la mama es un error grave que produce mucha desmotivación.

Cualquier extractor, incluso los hospitalarios, son imperfectos, y el volumen que se extrae de ellos no puede utilizarse para inferir la cantidad de leche que produce la madre. La mama no está pensada para ser ordeñada por una máquina, y funciona óptimamente cuando es un bebé el que succiona. Por eso se dice que "el bebé es el mejor sacaleches".
Aparte de eso, no todos los tipos de sacaleches funcionan igual de bien. El uso del sacaleches tiene su intríngulis técnico y dará pie a muchas entradas.
Hay que tener en cuenta también que en los primeros días tras el parto la leche (calostro) es muy pegajosa y se extrae fatal con el sacaleches: hay que recurrir a la extracción manual.
Igualmente date con un canto en los dientes si en las primeras extracciones de leche madura, sacas 50 ml entre los dos pechos por sesión. Ese es un valor promedio más que aceptable, no esperes más. Te puede parecer poco pero un bebé extrae más que eso.
Pueden pasar meses hasta que consigas llenar el bote del extractor, normalmente de 150 ml, en menos de 15 minutos y de un solo pecho. Pero tranquila que todo llega.

6)Pensar que si el bebé pide cada poco, es porque se queda con hambre y porque no producimos suficiente leche (o nuestra leche no es buena)
La producción de leche funciona a demanda, y el primer mes la demanda es muy variable y la producción de leche requiere reajustes constantes.
Un recién nacido tiene el estómago muy pequeño y necesita pequeñas raciones de comida, muy frecuentemente (8 o 12 veces en un día, día y noche). Al principio se cansa a menudo y se duerme y podemos interpretar erróneamente un ciclo de succión-sopor-succión como varias tomas distintas.
Por si fuera poco hay picos de alta demanda a los 10-15 días de nacer y al mes de nacer aproximadamente, en los cuales se percibe claramente que el bebé aumenta el número de tomas. Es normal y fisiológico: se trata de brotes de crecimiento y ya podemos ir acostumbrándonos a ellos porque nos acompañarán durante los primeros meses del bebé.
No deben interpretarse como que el bebé se queda con hambre: es que está experimentando un brote de crecimiento y su cuerpo necesita más alimento, y para tener más leche necesita ponerse más a la teta. La producción de leche se ajusta a la demanda. Es sencillísimo, sólo hay que convencerse de que es verdad.

Es como si después de salir del gimnasio te tomas un bocata de chorizo y aún te quedas con hambre. No es que el bocata de chorizo no alimente: es muy nutritivo y calórico, pero es que tenemos más hambre puntualmente, eso es todo.
Una madre que se ponga al niño al pecho siempre que el niño tenga hambre producirá  leche suficiente para él, salvo puntuales problemas médicos poco frecuentes que debe diagnosticar y solucionar un profesional especializado en lactancia. 

(continuará)