8 de enero de 2014

5 frases que los maridos tienen prohibido decir durante la lactancia (y reformulación más adecuada de la misma idea)

Qué bonito. Tu mujer, que es una campeona, ya tiene en casa a tu churumbel/churumbeles, después de pasar sufrimientos y dolores, y ahora está dándole el pecho tiernamente como en los reportajes del National Geographic. Sabes que es lo mejor para tu/s hijo/s pero ahora te sientes un poco marginado e inútil porque a tí no te sale leche de los pezones y no sabes cómo contribuir a la lactancia de tu mujer.
No te preocupes, te daré un consejo para ayudarla en su tarea y de paso evitar conflictos puerperales. Aunque parezca poca cosa, tiene mucha importancia. Consiste en evitar soltar algunas frases que ninguna madre lactante, especialmente primeriza, quiere oir, así como protegerla de esas frases dichas por los demás. Así evitarás que tu mujer te fulmine con la mirada, que se cabree un montón, que desista de dar el pecho antes de tiempo y además quedarás como un padre campeón.

Apréndetelas de memoria:

1."Se ha quedado con hambre" (entre líneas: "¿le damos un biberón?")

Frase prohibida entre las prohibidas. Un cañonazo en la línea de flotación de la autoestima de cualquier madre lactante, sobretodo si se expresa en público delante de otras personas poco informadas sobre lactancia que también pueden estar pensando que si el niño llora, es por hambre (léase abuelas, suegras...). Hay que repetirse mil veces: no siempre que el niño llora es por hambre, que el niño llore no significa que la toma no haya sido buena.
Si estamos seguros de que la toma ha sido buena, porque el niño se había desenganchado satisfecho y la toma ha sido muy reciente, hay que buscar otro motivos antes de pensar que ya vuelve a tener hambre. ¿Caca? ¿Sueño? ¿Incomodidad? ¿La hora bruja? ¿Gases? ¿Quiere brazos?
Si se tienen dudas de que la toma haya sido buena, o hace más de media hora de la toma anterior, o realmente sólo queda la explicación de que el niño llore por hambre, se puede decir:
"Vuelvetelo a poner, a ver", "Mira a ver si quiere más teti", "Póntelo al otro pecho, a ver si se queda tranquilo".


Y sobre todo: si un niño que toma leche materna del pecho se queda con hambre la solución es... darle más leche materna del pecho. Borra la palabra "biberón" y "leche de fórmula" de tu cerebro hasta que un pediatra y/o un asesor de lactancia te recuerden su existencia.

2: "¿¿Pero otra vez estás con la/s teta/s fuera??"

Hay días y fases de la lactancia, sobre todo el primer mes, en el que la propia mujer tiene la sensación de que se pasa todo el día con la/s teta/s fuera, porque las tomas de los recién nacidos son muy frecuentes y se alargan en el tiempo. Además se duermen a la teta y da pena moverles.
Es normal, transitorio y beneficioso para la correcta regulación de la lactancia, asi que mejor no hacer hincapié en el hecho de que la mujer se pasa medio en bolas gran parte del día. Mejor no decir nada, ni mucho menos dudar de que las tomas no están siendo buenas y  por eso son tan frecuentes.
Un recién nacido normal debe hacer entre 8 a 12 tomas diarias, y más mejor que menos. Si eso te asombra puedes decir algo neutro del estilo "¡Qué tragoncillo nos ha salido el peque!".


3: "¿¿Pero le vas a dar aquí??"

Si a tu mujer no le da pudor sacarse la teta en público más vale que no denotes que a tí sí. Se interpretará como falta de apoyo. Tampoco cuestiones frontalmente el lugar en el que una madre da la teta a demanda. Hay algunos niños que cuando piden, PIDEN, y algunas madres muy solícitas que no ven necesidad de esperar, buscar sitios "resguardados" o pedir "permiso" a los demás por si les molesta que ellas den el pecho. En todo caso en un exceso de pudor o si no quieres exponerte a un escándalo público puedes sugerir colocar un poco el arrullo del niño para tapar la visión o recordar a tu mujer antes de salir de casa que una camisa abotonada es una prenda muy poco discreta si en algún momento desea amamantar en público, y que es más práctico usar camisetas amplias. Pero es una batalla perdida intentar luchar contra una abanderada de "mis tetas son mías y las enseño donde quiero". De todos modos, la inmensa mayoría de madres son muy respetuosas y tanto por comodidad como por respeto a los demás se adaptan voluntariamente a dar el pecho de forma muy discreta, sin enseñar apenas nada o en lugares alejados de la multitud.


(Inciso con mala uva: He pedido yo más permiso respetuosamente a los demás por si les daba "cosa" verme dar el pecho en público que fumadores me han pedido permiso a mí para encenderse un cigarrillo en mi jeta o en la de mis hijos. ¿Hipocresía social?).

4: "Está chupando por vicio"

Abstente de convertirte en un espectador crítico con la lactancia o con las intenciones perversas de los bebés como cualquier madre o suegra de tres al cuarto. No demuestres tu ignorancia exponiendo en alto falsos mitos, como que a partir del sexto mes la leche ya no alimenta, que la lactancia prolongada produce caries u osteoporosis en la madre o que si al niño le quitamos la teta por la noche empezará a dormir del tirón de forma mágica. Si la madre está contenta haciendo lo que hace, tú, chitón.
Si en algún momento la lactancia supone un grave problema de convivencia o dinámica familiar y hay que poner solución al asunto, intenta enfocar la resolución del conflicto de forma asertiva y sin asumir que la solución a todos los problemas es eliminar la lactancia de raiz.


5:"Se te van a quedar las tetas fatal"

El problema de ver tantos reportajes de National Geographic es pensar que a tu mujer se le van a quedar las tetillas tan flácidas como a las negras de las tribus. Una vez más la solución pasa por informarse mejor y corregir falsos mitos.
Aparte de eso, nunca critiques el físico que le ha quedado a tu mujer después del embarazo/parto/lactancia a no ser que te quieras divorciar. En lugar de eso, siente admiración y respeto por lo que ella ha tenido que pasar y hacer.

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