21 de marzo de 2014

Enemigos sutiles de la lactancia materna (I): Prospectos farmacológicos

Es muy poco probable que durante el tiempo que dure la lactancia, la mujer no tenga que tomar ningún tipo de fármaco o sustancia sospechosa de producir efectos secundarios al bebé, si pasa a través de la leche: aunque sea una triste aspirina, un ibuprofeno, un par de tazas de café.
Las dudas sobre si la lactancia es compatible con la medicación arrecian cuando la mujer ha de tomar antibióticos, antihipertensivos, fármacos para bajar el colesterol, antidepresivos...

Los prospectos farmacéuticos, que se curan en salud practicando el principio de máxima prudencia, desaconsejan o prohiben, como norma, la lactancia materna mientras dure su uso.

Pongamos un ejemplo sencillo de medicamento muy usado: un jarabe expectorante de uso habitual.
El principio activo es la bromhexina.
Los mucolíticos en general, y los basados en la bromhexina en particular, son medicamentos de dudosa utilidad terapéutica. Eso significa que su eficacia como medicamento no tiene suficiente aval científico y que probablemente tengamos el mismo efecto expectorante tomándonos un gran  vaso de agua.
Por tanto es de esperar que si apenas tiene efectos en adultos, principales o secundarios, tampoco tenga efectos detectables en el lactante.
Sin embargo el prospecto no deja lugar a dudas: "Este medicamento no se debe utilizar durante el embarazo o la lactancia". 
Más claro no se puede decir. Cualquier mujer que lea esto se puede asustar, con motivo, y no tomar el medicamento.
Parece una tontería, pero llevarse la impresión, cada vez que lees un propecto, que vas a tener que pasarse meses sin tomar un medicamento ni siquiera cuando tienes un catarrillo es insostenible. La mujer puede pensar que tiene que recuperar su "libertad medicamentosa" y suprimir la lactancia del todo para poder medicarse a placer sin tener que preocuparse por si el fármaco pasa a la leche.

Y como este ejemplo, muchos otros: ibuprofeno y paracetamol, por ejemplo.
Estos casos, así como el de algunos antibióticos, son especialmente sangrante porque los prospectos desaconsejan expresamente la lactancia con la excusa de que pasan cantidades ínfimas a la leche...¡¡¡cuando se administran dosis mayores a los lactantes de esos mismos medicamentos!!! No tiene ningún sentido que se aconseje a la madre no tomarse un ibuprofeno cuando esa misma madre les está dando jeringazos de Dalsy al niño cada vez que tiene unas decimillas de fiebre.


Tener que suspender la lactancia por tener que tomar medicación es una causa frecuente de destete involuntario , y resulta muy triste para la madre, sobre todo si el bebé tiene pocos meses.
Muchos de estos destetes no se hubieran producido si el médico de cabecera o la mujer hubieran consultado a tiempo la base de datos que crearon los ángeles de APILAM sobre compatiblidad de medicamentos y lactancia, basada en datos publicados y evidencias científicas actualizadas.

Los médicos no ayudan en este proceso. Pocos de ellos buscan en las bases de datos para ver qué grado de evidencia científica hay de que un medicamento sea incompatible con la lactancia, ni se toman la molestia de ver si pueden recetar medicamentos más compatibles. Simplemente dicen a la mujer que destete y muchas se lo creeen como si fuera el Evangelio.Y si estamos hablando de niños lactactes mayores de un año, a veces incluso la madre tiene que aguantar comentarios peyorativos: "¡¡bah, destétale ya, mujer, que ya has hecho suficiente...!!"


Eso choca con algunos protocolos, que persisten en algunos hospitales y clínicas, como por ejemplo darles Nolotil (de riesgo 1 para la lactancia) a las recién cesareadas, cuando existen alternativas de riesgo cero para reducir el dolor.

No es cosa de risa. Hay gente que no quiere estar mirando las bases de datos cada vez que quiera tomarse una pastilla. Parece mentira, pero hay riesgos en la lactancia en lugares insospechados: el regaliz y el betadine, por ejemplo.
Esta base de datos está en continua revisión y la clasificación de algunos medicamentos se actualiza.

En cuanto a los prospectos, no creo que cueste tanto escribir en un párrafo algo así como "Aunque se han detectado dosis ínfimas del medicamento en la leche materna, no hay evidencia científica de que el consumo de este medicamento durante la lactancia afecte al bebé". E incluso añadir "El consumode este medicamento durante la lactancia debe ser evaluado por un médico" si se quiere ser más precavido.

Pero no asustar a las madres lactantes por norma.
Y desde luego, la página web de e-lactancia.org debería publicitarse más y mencionarse en todos los cursillos pre-parto.

Más enemigos sutiles de la lactancia materna aquí.

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